Lo que fue Bici en la Cima 4.0
Por Andrés Felipe Vergara B.
@AndresVergaraB
#BiciEnLaCima
Hacer una travesía en bicicleta
por el sur de Colombia era algo que hace unos años no parecía tener sentido.
Era una zona del país aislada por la violencia. Una parte de nuestro país que
parecía vetada.
Alguna vez había tenido la
oportunidad de pedalear hasta Ecuador, y en esa oportunidad tomamos la
carretera panamericana. Eso fue en 2005, y
en medio de algo de miedo, pasamos por Popayán, Patía, Chachaguí, Pasto
e Ipiales. No era posible siquiera asomarse a mirar más allá de la vía principal.
A San Agustín suelen llegar ciclistas expedicionarios procedentes de otras partes del planeta |
Fue así como en estos tres años de
Bici en la Cima, siempre me soñaba con hacer algo por el sur del país. Siempre tocaba aplazar y esperar a que las condiciones de seguridad se dieran. Pero en mis tiempos libres
aproveché para detallar los mapas y aproveché para dibujar posibles rutas y así proponer algo
retador, que nos permitiera una vez más conocer nuestro país desde nuestras
bicicletas.
En nuestras reuniones siempre primó el buen humor |
Personas del ejército nos dijeron
que la zona estaba tranquila. Ya con eso resuelto, nos pusimos a trabajar en lo
que resultó Bici en la Cima 4.0…
Así fue de Mocoa a Sibundoy. El Trampolín de la Muerte |
gesta.
De esta aventura hay cientos de
anécdotas y de historias por compartir. Fue una de las experiencias más
gratificantes de nuestras vidas. Las narraciones plasmadas en este blog son recuerdos
maravillosos de muchas de esas situaciones que nos ocurrieron en la travesía. Pero quiero hacer algunos comentarios...
Con Luisa cantábamos los Buenos Tiempos mientras pedaleábamos |
Bici en la Cima 4.0 fue una
travesía por cuatro departamentos –Cauca, Huila, Putumayo y Nariño- en la que
pedaleamos por varios pisos térmicos en donde predominó el frío y la lluvia. Nos
deleitamos atravesando extensos páramos, oyendo, viendo y sintiendo el agua, y
nos llamó la atención ver tantos bosques vírgenes en alturas superiores a la
del páramo. Disfrutamos de regiones fértiles, bien preservadas. Ojalá esto siga
intacto. Pero también sufrimos con los cientos de kilómetros destapados, no del
destapado chévere de pedalear, sino este era con mucha piedra en el que en
algunos momentos nuestra velocidad promedio fue de 5km/h, que sumado al frío,
hacía duro el pedaleo.
La naturaleza no paró de
sorprender. Recuerdo mucho el ascenso al volcán del Puracé, desde donde se alcanza
a ver el nevado del Huila. Tuvimos la oportunidad de cruzar ríos muy importantes como el Cauca y el Magdalena cuando aún no han sido convertidos en basureros andantes,
y el Caquetá cuando ya es un monstruo. Si uno mira el mapa de la travesía, lo que hicimos fue bordear el macizo colombiano. Impresionante.
También nos disfrutamos algunas
ciudades.
Popayán –la ciudad blanca de Colombia- volvió a sorprender. Fue un gusto caminar sus calles, tomarnos varios cafés, oír sus historias y deleitarnos con su gastronomía. En San Agustín tuvimos la oportunidad de caminar el parque arqueológico que sigue siendo impresionante. En Mocoa fuimos recibidos en pleno carnaval; el cansancio de la etapa de 177 kilómetros pasó
a
un segundo plano gracias a la algarabía de sus calles. La Laguna de la Cocha
fue un excelente descanso de dos noches para poder caminar, variar el menú, y
comer deliciosos postres propios del lugar. Y las pocas horas en Pasto, carajo,
llegamos a Pasto, y en Ipiales fueron maravillosas. De Nariño vuelvo a llevarme
el recuerdo de su gente amable.
Popayán –la ciudad blanca de Colombia- volvió a sorprender. Fue un gusto caminar sus calles, tomarnos varios cafés, oír sus historias y deleitarnos con su gastronomía. En San Agustín tuvimos la oportunidad de caminar el parque arqueológico que sigue siendo impresionante. En Mocoa fuimos recibidos en pleno carnaval; el cansancio de la etapa de 177 kilómetros pasó
Así llegamos a Mocoa, blancos y negros. |
También quiero agradecer a quienes aportaron para hacer realidad nuestros sueño.
Agradecimientos especiales a 14 Ochomiles
por los Hads que fueron de gran utilidad en todos los climas y siempre que el
sol nos atacaba. Pero sobretodo agradecerles porque su lema de “(re) vivir
afuera” es algo que compartimos y que constantemente estamos ejerciendo en
nuestras vidas con nuestro ejemplo. Agradecemos también a Welcome (Specialized)
por las labores logísticas del traslado de nuestras bicicletas desde Bogotá
hasta Popayán y desde Pasto hasta Bogotá. Por su puesto a Chevrolet por la
nave poderosa que nos prestaron y que sorteó diversos terrenos sin ningún
problema, y que cumplió su cometido de ser un apoyo fundamental en la travesía. Y a Mejor en Bici, que nació gracias a otras travesías en bicicleta, y porque su doctor bici hizo que varias de las bicicletas estuvieran 1a.
Agradecimiento a toda la familia
Salamanca Mora. Con un cariño y dedicación, y porque con su compañía y cuidado,
fueron una ayuda fundamental para el éxito de Bici en la Cima 4.0. Además, gran tour gastronómico el que nos hicieron en Túquerres y en Pasto. Ya puedo decir que probé el
Cuy.
Cuy.
Aprovechar para saludar a nuestras familias y amigos que siempre estuvieron pendientes de nosotros, que se encargaron de enviarnos buena vibra.
Quiero hacer un reconocimiento especial para Natalia Gutiérrez
y para Andrea Prieto, las dos niñas de la logística que desde el carro
resolvieron todo, nos alimentaron y nos hidrataron, nos alcahuetearon, nos
premiaron. En momentos de debilidad, de maluquera, siempre estuvieron muy pendientes
de todos. Gracias totales, y espero en otra oportunidad verlas ya no en el
carro sino montando bicicleta.
La llegada a Pasto, carajo. |
Por último, agradecer a Dios y a
Colombia, por hacernos colombianos orgullosos y por tener ese espíritu
aventurero que nos motiva para hacer este tipo de cosas. Lo que hacemos lo
hacemos como homenaje al creador y a este país.