domingo, 1 de abril de 2018

Etapa 5 (Final) Nobsa - Villa de Leyva

Por: Daniel Minaya
#Bicienlacima
Marzo 30 de 2018

La etapa previa definitivamente nos sirvió de descanso a todos, los que pedalearon pudieron soltar piernas mientras recorrían varios pueblitos mientras que yo me recuperaba de mi problema estomacal, aunque fue difícil hacerlo porque a Nobsa, donde nos quedamos esa noche, también se le conoce por sus deliciosos postres que todos pudieron probar, menos yo.

Pasamos la tarde recorriendo el pueblo, apreciando los abrigos más tradicionales; la ruana, esa prenda que es típica de Boyacá y que es por excelencia la mejor forma para luchar contra el frío de estas tierras. Nos fuimos al hotel temprano, nos esperaba la etapa más larga, así que debíamos estar muy bien descansados. Acordamos salir a las 6 am a pedalear, parecía utópica la hora, pues por alguna razón siempre salíamos tarde.

La alarma debía sonar a las 5:10 am, pero desde las 5:00 estaba despierto, ansioso por volver a montarme en la bici y completar esta aventura, toda la ropa estaba ya lista. En cuestión de minutos ya estábamos todos listos, apenas nos comimos un banano y nos bañamos en bloqueador, era hora de arrancar.

Como cosa curiosa salimos 6 en punto, el día amaneció frío, pues toda la noche estuvo lloviendo. Juanpa arranco a toda, quería que el cuerpo cogiera calor. Vergara se quedó desde el inicio, pasó mala noche, también se enchurriasmó.

Los primeros 40km del recorrido fueron sobre la carretera que conduce de Paipa a Tunja, toda era pavimentada, varios columpios, pero nos rindió bastante. Paramos a desayunar en forma antes de desviarnos a Sotaquirá, todavía seguía siendo una vía pavimentada, sin embargo, el paisaje cambió drásticamente, cultivos por lado y lado, tranquilidad y ese olor a campo nos daban ánimos para continuar con la etapa.

Una vez llegamos al pueblo nos desviamos rumbo a Arcabuco por una vía que no solo conducía a otro pueblo si no que nos transportaba en pensamientos. Bajaban muchos campesinos a Sotaquirá, no se querían perder la procesión de viernes santo que estaba por comenzar, pero a pesar del afán nunca faltaba el “buenas” o el “hágale chino” que lo emocionaban a uno mientras tomábamos aire para hacer el ascenso que nos esperaba.


El recorrido desembocaba a la carretera principal de Arcabuco, donde paramos a probar unos deliciosos amasijos con una Pony Malta. La travesía ya estaba por terminar así que íbamos con calma, hablando de lo maravilloso que ha estado el recorrido y disfrutando de lo que aún quedaba, solo hacía falta un último ascenso antes de llegar a Villa de Leyva, nuestra última parada.


Este último trayecto no se quedaba atrás con sus paisajes naturales, llenos de montañas y bellos tapizados de cultivos que adornaban el paisaje Boyacense, mientras recorríamos estos últimos kilómetros, hablábamos con el compadre Vergara cuál de las casas que se veían en el camino seria la que tendríamos en algunos años para ir a descansar, desconectarnos de la realidad y seguir recorriendo estas majestuosas tierras.

Tras un delicioso descenso llegamos a Villa de Leyva, el final del recorrido, sentimientos encontrados me invadían, porque por una parte estaba emocionado de haber completado el reto y llegar sano y salvo sobre mi bicicleta, pero por otra se acababa la aventura, 5 días espectaculares llenos de una gran cantidad de historias, paisajes, personas, comida y perros algo agresivos. Una foto en la plaza de Villa de Leyva para el recuerdo con las 5 personas que integraron esta bici en la cima fue el punto final para este capítulo.


En la plaza mayor de Villa de Leyva nos recibió María Juliana, una amiga que, como caída del cielo, nos acogió en su finca para poder asearnos y organizarnos pues de una vez nos íbamos para Bogotá, y a decir verdad no iba a ser un viaje cómodo en carro si no nos bañábamos.

Se paso buenísimo, debo decir que Bici en la Cima es un proyecto maravilloso, que debería hacerse con mayor frecuencia y con muchas personas. Realmente conocer Colombia sobre la bicicleta es un plan imperdible, saber que tenemos todas estas maravillas de la naturaleza nos hace reflexionar en la forma en que interactuamos con ella, que debemos cuidarla y preservarla, sin ella realmente no somos nada.

Para concluir quiero agradecer a Guti, por ser la mamá de todos, por estar escoltándonos todo el recorrido y ayudarnos a llegar sanos y salvos. A JuanPa por tener ese olfato gastronómico que nos ayudó a degustar deliciosos platos. A Nico por ser nuestro guía, planear la ruta y hacernos reír con sus espontaneidades. A Vergara por ser uno de los fundadores de Bici en la Cima, motivarme a asumir este reto y llenar las rutas con sus historias llenas de aventuras y bicicletas. A María Juliana por su hospitalidad. A TempoCycling que nos ayudó a tener nuestras bicis a punto antes de la travesía y nos hizo sentir como el Team Sky con los productos MucOff para consentir las bicis y pedalear sin problemas. Nos vemos en Bici en la Cima 5.0.