sábado, 26 de diciembre de 2015

En enero de 2016 volveremos a poner la Bici en la Cima

Por Andrés Felipe Vergara B.
@AndresVergaraB
#BiciEnLaCima

Antes de arrancar con esta nueva expedición y de dar unos buenos pedalazos que nos permitirán conocer un poco más de nuestro país, quiero compartirles un poco la historia de esta nueva aventura, de la aventura que será Bici en la Cima 3.0.


¿Recuerdan hace unos meses? 

Momento de emoción cuando el equipo llegó a Arbolito,
muy cerca de la entrada al Parque Nacional de los Nevados. 
De Manizales habíamos regresado muy contentos. No solamente porque cumplimos con el reto deportivo, sino porque habíamos armado un equipo de personas con alta calidad humana. Los miembros de la Bici en la Cima nos habíamos convertido en una familia. Cada vez que me acuerdo del momento en que nos encontramos en Arbolito, si hablo de eso se me va la voz, si lo pienso lloro de la emoción. Lo mismo ocurre cuando recuerdo cuando pusimos la bici en la cima del Ritak'uwa Blanco en la Sierra Nevada del Cocuy en enero de 2014.

En enero de 2014 pusimos la
 primera Bici en la Cima (Sierra Nevada del Cocuy)
Verse con la gente en Bogotá es complicado, en parte porque estamos en una ciudad grande y porque la movilidad es difícil. Claro, para quienes andamos en bici, la vida es más fácil, y son más comunes los encuentros. Por eso, la comunicación continuó más a través de la tecnología que en persona. Sin embargo, a mediados de año empezamos a cuadrar plan para reunirnos, no solamente por el hecho de reunirnos, sino porque queríamos seguir viajando, conociendo, pedaleando, poniendo la bici en la cima, y eso implicaba que nos reuniéramos.

Acordamos vernos en los primeros días de agosto. Recuerdo que fue emocionante el reencuentro. Aunque yo me veo con casi todos por los proyectos en los que ando y porque tengo profunda amistad con varios de los miembros del equipo, vernos juntos es otro cuento. Fue dificilísimo arrancar con la reunión porque había mucho de qué hablar, había mucho que compartir.

A la primera reunión todos llegamos en nuestras bicis

Al fin hubo silencio. Empezaron las ideas, las propuestas, los destinos, los mapas. Colombia y el mismo planeta tienen infinitos lugares a dónde ir. Tocaba escoger. No era una tarea fácil, todo sonaba muy interesante, por eso se mencionaron ideas muy buenas: los llanos orientales de Colombia, la cordillera por Cauca y Nariño, Santander; incluso pegó mucho la idea de pedalear por Centro América. Todas esas opciones sonaban muy bien. Y sabemos que muchas de esas ideas no están descartadas, sino aplazadas, porque no todo se puede hacer al mismo tiempo.


La ruta por San Agustín y Mocoa para llegar a la
frontera con Ecuador no está descartada, está aplazada
En primer lugar se escogió hacer un recorrido que nos sonó espectacular. Consistía en pedalear desde Popayán, cruzar la cordillera para llegar a San Agustín y luego continuar hacia Mocoa para trepar nuevamente la cordillera para llegar a Pasto y luego a Ipiales para llegar a la frontera de Colombia con Ecuador. Nos decían que las dos veces que tocaba cruzar la cordillera era un reto deportivo, pero también eran lugares con paisajes espectaculares. Desafortunadamente por razones de seguridad nos tocó decirle no a esa ruta. En otra oportunidad será, porque estoy seguro que algún día la vamos a pedalear.


Después de evaluar otras opciones, y que algunos miembros tuvieran que retirarse del equipo por diferentes razones, y que ingresaran personas nuevas al equipo, acordamos otro recorrido que promete mucho. Y esa es nuestra próxima Bici en la Cima, la versión 3.0. 

Bici en la Cima 3 combina los hermosos llanos del Meta y
el Casanare con la imponente Cordillera Oriental.
 
En esta oportunidad vamos a pedalear por la llanura, vamos a pasar por el centro geográfico del país y luego vamos a trepar la cordillera oriental por la carretera que pasa por el embalse de Chivor. Me atrevo a decir que el 90% del recorrido es desconocido por el 100% del grupo. Es decir, vamos a conocer un poco más de nuestro país, de nuestra geografía, de nuestras tradiciones y de nuestra gente. Estaremos en los departamentos de Meta, Casanare, Cundinamarca y algo de Boyacá. Ya sabemos que en varios de los pueblos en los que dormiremos estarán de fiesta. Y también nos han  dicho que la carretera que vamos a subir para llegar al altiplano es de las más hermosas, tiene varios túneles y que es poco traficada. Les iremos contando, estén pendientes.



Entrenando por Subachoque
Este año el equipo está conformado por Andréa Prieto, Natalia Gutierrez (“Guti”), Juan Pablo Mutis, Alexander Espinosa, Juan Diego Atehortúa, Nicolás Casas, Juan Manuel Hernandez, Santiago Linares, Nicolás Rojas y yo. Nicolás y Natalia irán en carro, en una tremenda Land Rover que nos facilitará la logística, y que hará de carro escoba. Una importante novedad es que Guti ha dicho que va a pedalear algunos tramos. Los demás iremos en bici. Guti, Mutis, Juan Diego, Nicolás, Juan Manuel  y yo hemos estado en alguno de los dos Bici en la Cima previos. 

Que sea el momento para agradecer a Land Rover por haber creído en nuestra iniciativa y por prestarnos el carro que junto a nosotros recorrerá más de 500 kilómetros de geografía colombiana.
En el Alto de las Arepas






Entrenando pusimos la Bici en la Cima del Cerro del Tablazo
Como es tradición,  la Bici en la Cima empezará a rodar el 3 de enero, esta vez en 2016, es decir nuestro tercer viaje. Arrancaremos el año bien, como toca, conociendo, viajando, pedaleando, sudando. Les estaremos narrando esta historia, síganos y envíenos muy buena energía. Estamos seguros que con la buena vibra, con mucha motivación y con mucho sacrificio, en unos cuantos días volveremos a poner la Bici en la Cima
Chingaza no se podía escapar, no solamente por los paisajes, sino porque es un gran entrenamiento


martes, 13 de enero de 2015

El significado de lo que hacemos

Por Andrés Felipe Vergara B.
@AndresVergaraB

Hace doce años dijimos que a Colombia para amarla hay que andarla, conformamos el equipo de Tierra Nativa y nos fuimos a recorrer el país en bicicleta. Conocimos la Guajira, cruzamos la cordillera central dos veces, atravesamos los llanos orientales, pasamos la frontera con Ecuador y descubrimos parte del pacífico colombiano.

En 2006 nos pusimos a promover la bicicleta como medio de transporte en Bogotá, la ciudad en la que muchos hemos nacido o vivimos en la actualidad. Desde entonces han nacido los Ciclopaseos de los Miércoles, Mejor en Bici, A los Andes en Bici y muchas iniciativas más.

La Bici en la Cima 1.0, Ritak Uwa
A mediados de 2013 volvieron las ganas de conocer, de aventurar, de ponerse retos y de armar equipo. Nació la Bici en la Cima, nos pusimos la meta de subir una bicicleta en la cumbre más alta de la Sierra Nevada del Cocuy.  Y así fue,  9 ciclistas nos pedaleamos desde Tunja hasta Guicán en el departamento de Boyacá, y luego subimos una de las bicicletas hasta el Ritak ‘ Uwa Blanco.

Siempre he dicho que un viaje es la inspiración para otro. No habíamos descendido del páramo de la Sierra cuando ya surgían ideas. Menos mal el oxígeno era escaso, y eso nos hizo decir y proponer cosas raras. Digo que menos mal, porque entre más rara sea una idea, es más interesante su implementación.

A mediados de este año se conformó la Bici en la Cima 2.0, con una meta difícil: cruzar la cordillera central y hacer una aproximación al Nevado del Ruiz. La ruta era maravillosa, y la había conocido y recorrido con dos buenos amigos, uno de los cuales se vinculó con el equipo. En las dos veces que había utilizado esa carretera, me había sonado la idea de hacerla en bicicleta, pero me parecía durísima, y no creía que a alguien le fuera a sonar la idea. Por eso, y debo admitirlo, la idea de hacer esa ruta no salió de mí.

Esta fue la ruta que se planeó
La ruta que se propuso luego de varias reuniones consistía en salir de Girardot, llegar a Ambalema, bordear el desaparecido Armero, y empezar a subir hacia el nevado por la vía de Líbano y Murillo, dos pueblos que están incrustados en la montaña. Luego llegaríamos al PNN de los Nevados, y si las autoridades nos lo permitían, subiríamos una bicicleta al Ruiz, tal como lo habíamos hecho en el Cocuy.

Celebración: el equipo había culminado el ascenso de la Cordillera
Y la historia fue así. El miércoles 7 de enero de 2015, coincidencialmente 13 años después de haber llegado al Cabo de la Vela con el grupo de Tierra Nativa, logramos lo impensable. El equipo de la Bici en la Cima 2.0 culminó el ascenso de la cordillera central luego de cuatro jornadas, tres de las cuales habían implicado pasar de 200 msnm a los 4.200 msnm. Llegamos a un lugar conocido como Arbolito.

El ascenso fue emocionante. El trabajo en equipo, las sonrisas y las lágrimas que derramamos, los paisajes, el nevado que se dejó ver todos los días como quien espera en la puerta de la casa a un amor especial, las niñas del carro pasándonos banano, maní o líquido, las pausas no tanto para descansar sino para apreciar nuestra geografía… todo fue tan especial que nunca se nos olvidará lo que hicimos.

Bici en la Cima 2.0 en el Valle de las Tumbas PNN  Nevados
Aunque no pudimos subir la bicicleta al nevado porque desde 2010 anda en actividad, pudimos subir una bicicleta hasta el Valle de las Tumbas, el lugar hasta el que se puede ingresar en el PNN de los Nevados. No nos dejaron entrar en bicicleta porque así está establecido. Pero no importa, lo que hicimos tiene mucho mérito. Por eso tantos abrazos, sonrisas y llanto. Había motivos para ponernos sentimentales.



Si Colombia se comportara como Tierra Nativa, el Ciclopaseo de los Miércoles o la Bici en la Cima, seríamos el mejor país del mundo. El derroche de solidaridad, el desborde de pasión, el espíritu de servicio, salirse del ambiente de confort y el trabajo en equipo son valores que estos proyectos han aportado en una lenta pero constante transformación de nuestros ambientes.

Compartimos estas experiencias, y en particular el último de los viajes, no para subir nuestros egos sino para inspirar a que más personas se animen tanto en lo particular a pedalearse este país, sino en lo general para que nos demos cuenta que sí es posible ponerse metas y sacarlas adelante.


Tenemos un reto clarísimo. Seguir adelante, inspirarnos a nosotros mismos y así poder inspirar a otros. Ojalá a todo un país. O al mundo entero. Que la Bici en la Cima siga siendo un ejemplo de que el sacrificio personal, el trabajo en equipo, las metas difíciles y el ir más allá, valen muchísimo la pena. 

Un agradecimiento especial para quienes creyeron en esto. Nuestras familias que nos apoyaron, nos siguieron y resulta que ahora quieren hacer estos planes. A las novias, novios que transmitieron amor y fortaleza.

También debemos agradecer a 14 Ochomiles porque nos inspiran con su lema de (Re) vivir afuera, y porque sus H.A.Ds fueron supremamente útiles en momentos extremos de sol, calor y de frío. A, y por toda la asesoría que nos dieron para el viaje al Cocuy y al Parque de los Nevados.

Y a Specialized porque sus naves hicieron más cómodo y confortable el viaje. 

domingo, 11 de enero de 2015

Etapa en descenso, la gloria en ascenso: llegada a Manizales

Por Juan Manuel Hernández

Última etapa, etapa de reflexión mientras descendíamos por las montañas que abrían paso a la ciudad en donde culminaba nuestra Bici en La Cima 2.0, etapa para para pensar en todos los objetivos trazados al comienzo, todas las experiencias vividas, malas, regulares y buenas. Experiencias que siempre compartimos y supimos resolver juntos como equipo. Mientras mas descendía, las manos más me dolían, el terreno era exigente y cambiante, pero al final siempre estaba el objetivo de llegar al final, de completar la última parte de esta aventura que emprendimos días atrás. En medio de la bajada llegamos a nuestra primera parada: un lugar único en la mitad de la montaña llamado Termales del Ruiz, en donde en medio del frío clima de la zona reposaban aguas muy cálidas que invitaban constantemente a sumergirse en ellas, aguas que para muchos eran un merecido triunfo después de haber exigido nuestro cuerpo al máximo.


Foto del grupo antes de comenzar el descenso final.

Terminado el descanso en las termales, era hora de dar fin a la etapa con unos cuantos kilómetros de bajada a través de una hermosa carretera destapada. La ciudad de Manizales siempre a la vista, seguíamos nuestro descenso, uno que otro percance pero siempre dispuestos a terminar.

Concluido el descenso, siguió nuevamente un ascenso a la ciudad de Manizales, en donde muchos ya no tenian fuerzas, pero su orgullo y entrega hacían posible lo imposible, una llegada con el corazón, una llegada que nos llenaba de lágrimas de felicidad de saber que la tarea estaba cumplida. Finalmente un abrazo fraternal de equipo que sin decir palabra alguna expresaba esa felicidad de la enorme labor cumplida.


Entrada a la capital del departamento de Caldas


viernes, 9 de enero de 2015

"Solo se llega rápido; pero en equipo se llega lejos"

Por María Romero

Sí algo hemos aprendido en esta travesía es que todo en equipo se logra con mejores resultados. Hoy fue precisamente el día en el que esta pequeña frase con tanto poder cobró aún más fuerza para nosotros. Hoy tuvimos que trabajar como equipo no sólo para llegar a la cima, sino porque en los Pedalazos de pocos se recargaba la llegada de todo el grupo a nuestra meta. Hoy lamentablemente, no pudimos subir todos en bicicleta hasta Brisas porque (como creó que ya saben) Juan Pablo Mutis tuvo que abandonarnos esta mañana para ir a Bogotá por razones laborales. Sin embargo, esa no fue la única mala noticia con la que nos despertamos. Muy tristemente Miguel se complicó durante la noche y la única solución fue bajarlo a Manizales a qué lo atendieran de urgencias. Por esta razón, llegaron Guty, Pablo y Maste muy preocupados por la salud del resto de los integrantes y preferían que subiéramos a Brisas en una Van y no en las bicis. Luego de una ardua discusión llegamos a la conclusión que era mejor que los que sin sentirse sobre esforzados quisieran subir en bici lo hicieran en nombre de todo el grupo y los que no, subieran en carro.

Vergara, Juan Diego, Juan Martín, Prado, Alexis, Luisa, Nicolás, Farfán, Juan Manuel Hernández y yo tomamos la decisión de subir en nombre de todo el grupo los próximos seis kilómetros hasta Brisas. Quiero contarles que estos fueron los seis kilómetros más retadores psicológicamente que he tenido en mi vida. No sólo teníamos el reto de subir sin sobrepasar nuestros límites físicos, sin tener total claridad de los mismos en razón de la altura, sino que muy dentro de nuestros corazones queríamos lograr subir en nombre de todo el equipo. No se trataba tanto de llegar, sino de lograrlo por el equipo. Es está la razón, por la cual mi cabeza solo me permitía dar un pedalazo detrás del otro y sólo me decía que logrará los próximos 100 metros y luego tomara la decisión de sí seguía o no. Con todo y un leve dolor en el pecho, nunca paré, sólo sentía el viento corriendo por mi cara, mis piernas respondiendo a lo que mi corazón les pedía y mi cabeza controlaba mi respiración y me pedía muy atentamente que sólo me concentrara en subir los próximos próximos 100 metros de pedaleada hasta llegar a la meta, la entrada de Brisas. Donde la emoción y la satisfacción de haber logrado nuestra meta, creó una conmoción tal entre nosotros que no pudimos aguantar nuestras lágrimas y el abrazo grupal característico de un equipo que más que amigos y compañeros de bici se convirtieron en familia.

Luego de haber llegado con un cielo extremadamente despejado y con el cordial saludo de bienvenida del Nevado del Ruiz, emprendimos nuestro viaje a los adentros del Kumandaí, con el fin de llegar al valle de las tumbas y poder poner nuestra bici en la cima. Lamentablemente el fuerte rugido del cráter Arenas no nos dejo llegar a la cumbre. Nuestro recorrido por la imponente montaña empezó en Brisas, lugar en el cual tomamos la decisión de desarmar entonces una bici y montarla en el baúl del carro, acompañada por Guty, Pablo, Maste, Wiesner y Alexis. Los demás nos fuimos en una Van acompañados de Beatriz, nuestra guía. Hicimos unas cuantas paradas. La primera parada fue el Aguaceral, donde aprendimos que los cóndores estaban extintos, que los recuperaron y que además de ser animales monógamos que sólo ponen huevos una vez cada dos años, más que aves voladoras son aves planeadoras porque vuelan en razón de las ráfagas de viento. La segunda parada, fue el refugio arenales, donde conocimos a Jaime quien estaba tan emocionado con nuestra expedición que sólo nos contaba de las veces cuando el parque se usaba por deportistas y como ahora hay que conservarlo, pero que nos promete avisarnos cuando se vuelva a abrir para paseos en bicicleta de montaña. Fue este el punto en el que un cóndor nos permitió ver su agilidad para planear sobre las ráfagas de viento más cálidas. La tercera parada fue el valle lunar, lugar que toma su nombre por su parecido con la superficie lunar.

Por último llegamos a nuestra cima, el valle de las tumbas, lugar más alto en el que se nos permitió llegar por razones de seguridad, donde pudimos bajar nuestra bici y cumplir nuestro sueño. Logramos subir una bici a la cima, a pesar de que no se veía como una posibilidad viable, dada la fuerte actividad del volcán en los últimos días, que pudimos apreciar con nuestros propios ojos desde la primera etapa de nuestro viaje.



jueves, 8 de enero de 2015

Un alto en el camino en la Bici en la Cima

Por Juan Pablo Mutis


Hoy fue el quinto día de la segunda edición de la BICI EN LA CIMA, la oportunidad que nos hemos dado para empezar el año de la mejor manera, para ponernos grandes metas y cumplirlas, para vivir la naturaleza de primera mano, para disfrutar en equipo de los paisajes más increíbles de nuestra patria, para recorrer, pedalear, respirar, observar, oír, sentir y disfrutar de Colombia.

Después de cuatro exigentes trayectos en bici (Girardot - Ambalema, Ambalema - Líbano, Líbano - Murillo y la pedaleara más prolongada; Murillo - Arbolito), hemos tenido la oportunidad de aclimatarnos y descansar con una inquietante vista del aún amenazante Nevado del Ruiz; inquietante porque nos sentimos completamente vulnerables frente a la montaña y su espíritu indomable, y amenazante por la posibilidad de que se repitan catástrofes históricas y por su actual estado de "alerta amarilla" o en lenguaje técnico: riesgo moderado.



Hoy fue el primer día de descanso, hicimos reconocimiento del sector, en esta oportunidad a pie, caminamos hasta la cima de una montaña cercana, donde están ubicadas unas viejas antenas abandonadas y desde donde pretendíamos observar de un lado; "Manizales del Alma" y por el otro; el nevado, pero el dinamismo de la neblina gobernada por los vientos helados sólo nos lo permitió por unos instantes.



Además, disfrutamos del único e irrepetible sazón paisa en estufa de leña, de uno que otro juego de cartas, de varios momentos compartiendo historias de los días anteriores de la expedición, de la compañía de Daniela y Sebastián ("los niños de la montaña") y de una espectacular vista nocturna de estrellas.

Pendiente aún nos queda subir lo más alto posible, hasta donde las autoridades nos lo permitan, en búsqueda de conquistar con nuestra bici el Nevado del Ruiz, y una última pedaleada desde Arbolito hasta Manizales, nuestro destinó final en esta edición de la BICI EN LA CIMA.

Aunque hasta hoy acompañare físicamente a este tremendo equipó de personas excepcionales, me voy con certeza absoluta de que no sólo será una exitosa expedición, sino también que la experiencia vivida se apoderará de un espacio de nuestro corazón.





miércoles, 7 de enero de 2015

Etapa 4. Murillo - Arbolito

Por Luisa Mora


Me siento a escribir el relato de la etapa de hoy al frente de una estufa de carbón, con las siluetas de las montañas que acabamos de subir a la izquierda y la tranquilidad propia de la montaña. Nunca había estado a 4100 msnm y mucho menos había montado bicicleta en estas condiciones.

Hoy fue un reto. Fue un día en el que todos medimos nuestra resistencia, nuestra mente, nuestra felicidad, inspiración y motivación que se iba traduciendo en cada pedalazo. Pedalazos sobre pavimento, ríos, piedras sueltas, subidas y bajadas; Pedalazos acompañados de la naturaleza propia de cada lugar. Salimos de Murillo a casi 3000 msnm acompañados de bosque, árboles altos, pastos, ganado y algunas casas campesinas que bordeaban la carretera. Se asomaban niños y adultos con sonrisas y cara de admiración. De vez en cuando se oía un: "¡Hágale pa'rriba conforme va, todavía hay aire pa' respirar!" y nosotros, con un ritmo un poco más rápido que de a pie sonreíamos y sin perder la concentración nos despedíamos.

Esperaba con ansias la sorpresa que cada curva nos traería, algunas venían con más subida, otras con un "planito" o otras con huecos, hasta que sin esperármelo grité: "¡un frailejón!" Y de ahí en adelante no había más que frailejones, ríos y montañas.

Me impresionó ver el río Lagunilla, me podía imaginar como ese valle se llenó de barro en el 85 cubriendo un pueblo entero. Pensaba mucho en la gente que, desde donde nosotros íbamos subiendo, veían la avalancha con esa fuerza inmensa de la naturaleza sintiendo la impotencia humana y las consecuencias que esto traería.

Hoy fueron 8 horas en bicicleta. 8 horas en las que le pasa mucho al cuerpo, la mente y al grupo. Hay tiempo para sentir la tranquilidad, hay tiempo para compartir, pensar y contemplar. Personalmente, los momentos de soledad son un espacio para encontrar mi ritmo, para estar tranquila y para ser consciente de lo que pasa por mi mente. Hoy, en un bajada por destapada, con el Ruiz a la izquierda y cruzando ríos con hielo, tuve un sentimiento de plenitud: sentía como mi mente sabía el camino que tenía que recorrer. Mi cuerpo respondía a la perfección y la bicicleta lo traducía en movimiento.

Los momentos de grupo son espacios de apoyo, de compartir historias, sentimientos, sonrisas, impresiones del camino, motivaciones y sueños de vida. Estos espacios son los que me organizan y logran aterrizar lo sentido en los momentos de soledad.

Las condiciones de hoy nos hacen vivir el día a día de una manera diferente. Nos hacen sentir placer y felicidad con los detalles de la vida. Es impresionante oír, sentir y contestar desde el corazón un: "Luisa, ¿cómo estás?, ¿cómo te sientes? Es impresionante lo que unas palabras de apoyo hacen en las piernas y en la respiración. Se me acelera el corazón acordándome de ver al final de una subida unos personajes vestidos de naranja y verde con los brazos abiertos listos para dar un abrazo y las felicitaciones por subir. La mejor sensación la produce, entre algunos ejemplos: ver el nevado, el río, el cielo, el valle del que venimos, las estrellas, y el agua panela al final del camino. Me fascina sentir la mayor comodidad y placer en una casa de ladrillo en mitad de la carretera hechados en sleepings y sabiendo que ahí pasaremos las próximas 3 noches.

Por ultimo, quiero agradecer desde el corazón tener a Maste, Dani y Guti en el carro detrás nuestros, pendientes de todos, conscientes de todas nuestras necesidades y con toda la intención de hacernos sentir acompañados, queridos y apoyados. Listas siempre a con una sonrisa, una canción y un poco de agua para todos.

martes, 6 de enero de 2015

Ascenso Líbano - Murillo: el poder de la mente positiva.

Por Juan Martín Gómez Sánchez

Después de un par de duras y exigentes jornadas previas, hemos despertado el 06 de Enero en Líbano (Tolima), día en que celebramos la llegada de los Reyes Magos, para comenzar el tan temido ascenso entre los pueblos tolimenses de Líbano a Murillo.  


Cabría resaltar que soy tolimense y no conocía el Líbano. Debo decir que es un próspero pueblo, mucho más organizado que otros, más limpio y en cierta medida más silenciosa, es decir, sus lugares de dispersión no compiten por atraer clientes por medio de poner la música muy alta. Además, un valioso dato es que varios de sus locales comerciales cuentan con ciclo-parqueaderos (con soporte para una sola llanta), lo que me permite inferir que es una población que a pesar de su tamaño, le da un lugar a la bicicleta. También, la calidad de las personas es admirable, por ejemplo, después de la oración que realizamos en la catedral del pueblo, un curioso motociclista nos preguntó por nuestro destino y una vez charlamos, él mismo nos guió hasta la salida del pueblo.

Entrando en materia, la jornada comenzó a las 06:30 a.m. para tomar un desayuno apropiado para la pedaleada del día. Realizamos la revisión mecánica de rigor y nos montamos en las bicicletas. Nos esperaban 24 kilómetros de distancia, de los cuales debíamos superar un desnivel de aproximadamente 1.385 metros verticales, saliendo de los 1576 msnm de Líbano para llegar hasta los 2980 msnm de Murillo, por lo que sabíamos que debía tener una pendiente muy empinada. Y así fue: una hermosa carretera llena de paisajes cambiantes, consecuencia del cambio de pisos térmicos, acompañada del delicioso aroma de los eucaliptos y cafetales y otra vegetación típica de la cordillera. Adicionalmente, disfrutamos de la permanente compañía del Volcán Nevado del Ruiz, siempre tan imponente con su paisaje rocoso y de nieve.

Desde mi punto de vista, no solo sentí la marcada pendiente como un enemigo, sino también la falta de oxígeno, que poco a poco me obligó a pensar que era un loco, o un “buscón” (como me llamaría mi abuela) por cambiar mis vacaciones relajadas junto a mi familia y amigos por esto. He llegado a concluir que el nivel físico que este tipo de actividades requiere es en realidad muy alto; no obstante, mi más valiosa anécdota es que creo que el deseo de cumplir metas, sentirse fuerte, sentir que nunca estoy solo, que soy parte de un equipo que me respalda (La Bici en La Cima) y que el pensar positivamente tiene un poder más grande que las ganas de continuar cómodamente en el muy famoso lugar denominado “zona de confort”.

Juanca entrando a Murillo. Al fondo: típica fachada de las casas.
Arquitectura colorida de Murillo. Al fondo: Catedral
Y lo logramos una vez más. Entramos a Murillo, una pequeñísima población de aproximadamente 5000 habitantes, situada a 2980 msnm en la Cordillera Central de los Andes. Su atractivo principal es la naturaleza. Es decir, sus paisajes son bellos, coloridos, la arquitectura es muy típica y de colores muy bonitos. También, desde casi cualquier parte del pueblo se puede apreciar el Nevado del Ruiz. Apenas pocas horas después de acomodarnos en el hotel, habíamos pedaleado las calles del pueblo, pues es muy pequeño, también visitamos la “Laguna El Escondite”, y probamos el endémico Brandy con leche (caliente) y azúcar de Murillo. 

Laguna El Escondite 
Termino aquí porque tenemos una cita para jugar el típico deporte colombiano que comúnmente llamamos “tejo”. Mañana continuará el ascenso hasta la zona de Brisas en el Parque Nacional Natural de los Nevados, bordearemos el nevado y cruzaremos el mítico Río Lagunilla.



Cada vez estamos más cerca de poner la Bici en la Cima. 



lunes, 5 de enero de 2015

Día 2 - Ambalema - Líbano

Por Juan Camilo Farfán R.

Comenzaba un nuevo día para nuestra travesía antes de que se asomara el sol en la vieja población de Ambalema, fundada ya hace un par de siglos. Esta población había sido testigo de innumerables historias y ahora nosotros contábamos con la oportunidad de agregar un relato más.

Nos levantamos a las 4:30 de la mañana para evitar la luz del sol la mayor cantidad de tiempo posible, pues ya sabíamos del día anterior que el calor sería bastante fuerte. Arrancamos poco antes de las seis, desayunados, y despedimos la población de Ambalema. 

No habíamos recorrido más de unos cuantos kilómetros cuando vimos la majestuosidad de los nevados del Tolima y el Ruiz, se podía ver en sus cumbres como el sol calentaba estos glaciares que alguna vez cubrían un área mucho mayor. Mientras pedaleaba, la vista de estas montañas me producía un asombro y una felicidad por un lado, y tristeza y nostalgia por el otro. Ya que era espectacular el paisaje y estábamos contemplando esta maravilla de la naturaleza mientras hacíamos una de las pasiones más grandes que todos compartíamos, pedalear. Sin embargo la vista también era una advertencia de cómo nada es para siempre, que estos picos nevados algún día desaparecerán y así como nuestros abuelos nos hablaban de sus viajes en tren, nosotros diremos que teníamos picos nevados, una pérdida que recordaremos como irreparable para toda la posteridad.

Visita del grupo a la tumba de Omayra Sánchez. Armero (Tolima)
Continuaba nuestro viaje custodiados por estas montañas en medio de los avisos grupales de los huecos y el tráfico en la vía cuando llegamos a Armero. Para entrar a Armero había que desviarnos de nuestro de camino un poco pero era necesario hacer homenaje a las miles de personas que murieron en una de las peores tragedias naturales del siglo XX. Apenas entramos a este pueblo sepultado, una de las primeras cosas que vimos fue la cúpula de la Iglesia en una de las esquinas de lo que fue la esquina de la plaza principal. ¡Solamente quedo la cúpula de la Iglesia! Tal sería la magnitud del alud de tierra que bajo desde el volcán para destruir una de las principales edificaciones de Armero. Luego seguimos a la tumba de Omayra Sánchez, que duró tres días de agonía con medio cuerpo atrapado. Su inocencia no la salvaron de esta terrible tragedia pero su carácter y serenidad para afrontar la muerte San Lorenzo. Lo que fue el tercer piso está a nivel de la carretera y en sus paredes aún se puede ver los estragos del lodo de la avalancha. Armero jamás puede ser olvidado y tiene que ser para siempre un recordatorio para la humanidad que hay poderes en este mundo que pueden acabar no solo con unas vidas sino con el espíritu de todo un pueblo.
le enseñaron al mundo que la vida es un tesoro invaluable y debemos estar profundamente agradecidos que respiramos en este instante. Así pues todos en silencio con nuestras bicicletas nos encontrábamos en este lugar. Pasado un rato recorrimos el resto del pueblo contemplando las casas y negocios abandonados o apenas techos ya que el resto están bajo tierra. Salimos finalmente a la carretera y vimos por último las ruinas del hospital

 Al salir de Armero retomamos nuestro rumbo y comenzó una subida de 34 km a la población de Líbano, esta subida era un gran desafío pues de 300 metros sobre el nivel del mar a los cuales nos encontrábamos íbamos a subir a 1500 metros. Al principio tuvimos la fortuna de contar con unos cuantos árboles sobre la vía, que nos protegían ya del fuerte sol con su sombra. Para este entonces nuestro grupo empezaba ya a dispersarse pues no todos podemos subir al mismo ritmo. 

La protección de los árboles del calor y el sol no duró mucho, se despejó la vía y la montaña empezaba a retarnos cada vez más. Afortunadamente teníamos el acompañamiento del carro, o mejor dicho, de las tres niñas del carro (Natalia, Maste y Daniela) que muy organizadas y muy pendientes de todo el grupo nos proporcionaban con hidratación suficiente, bocadillos y bananos. Como el grupo se había separado ellas tenían que subir y bajar constantemente en el carro para mantener satisfechos tanto a los primeros como a los últimos.

Por fortuna, más arriba no solo los árboles volvieron a acompañarnos sino también una que otra nube, situación que estoy seguro que todos recibíamos con alivio la frescura de la sombra. La vegetación comenzó a cambiar ligeramente, aparecían plantas y árboles que no se veían abajo. En silencio desde el día anterior teníamos unas compañeras de viaje, las mariposas. Mariposas de varios colores: blancas, amarillas y naranjas. Distraían nuestro atención del cansancio y secretamente quisiera nos animaban a continuar.

Refrescada necesaria en la cascada
"El Chorro del Abuelito"
Después de unas cuantas horas de difícil subida el camino nos premió con una cascada llamada El Chorro del Abuelito, sin dudarlo la mayoría de nosotros nos bañamos y nos refrescamos en sus aguas. Descansamos en medio de chistes y curiosidades de cada uno. 


Luego recorrimos los últimos kilómetros a Líbano, ya el cansancio y el hambre se sentían pero después de unas cuantas colinas con cultivos de café, Líbano finalmente apareció pues algunos de nosotros dudábamos de su existencia después de subir tantas pendientes. Ya el clima es más benevolente pero a partir de mañana comienza el frío...









domingo, 4 de enero de 2015

Día 1 - Girardot-Ambalema

Por Daniel Wiesner M.

Después de purgar las maletas, reacomodar las mudas y mandar lo de sobra a Manizales, logramos algo que parecía imposible: acomodar el equipaje de 18 personas en un solo carro. Después ajustamos los últimos detalles, el aire de las llantas, las caramañolas, los cascos y los
choclos. Y finalmente arrancó el viaje.  Hoy salimos de Girardot al amenecer. Un equipo de 18 personas, 15 ciclistas y 3 personas en el carro, el grupo de apoyo. Un yogurt con granola, un banano, las fotos, la despedida, por fin el camino.

Muchos pensábamos que la etapa sería relativamente plana, pues la diferencia de altura entre Girardot y Ambalema es de apenas 53 metros. Nos equivocamos. No habíamos terminado de salir de Girardot cuando la ruta nos recibió con el primer reto: una subida de 4 kilómetros hasta el alto de El Arbolito. Comenzamos entonces sudando las camisetas nuevas, probando los choclos, las mangas, las bicis y las piernas. Llegaron primeras caídas, nada serio, un celular, un codo raspado. Comenzó el calor, pero apareció también la primera recompensa: ver salir el sol desde la cima de una colina, ver el valle del Río Magdalena y allá, al fondo, el objetivo. El nevado, que se veía imponente contra el cielo azul completamente despejado.

En Arbolito apareció también el primer inconveniente. Lo que en Google Earth se veía como una carretera se convertía en una trocha ahí en el alto. La única manera de bajar hasta el siguiente pueblo era por un camino "muy técnico", con algunos derrumbes y "mucho cascajo", según nos advertían los ciclistas locales, a quienes pedimos consejo. Era eso o volver atrás e intentar tomar una carretera con tráfico, que sería mucho más larga. Decidimos seguir adelante.

Comenzamos el descenso uno a uno, despacio, con mucho cuidado, pero la inexperiencia nos pasó la cuenta: las primeras caídas fuertes. Daniel frenó en seco y María, que venía atrás, perdió el equilibrio. Cayó sobre el manubrio y quedó con un fuerte dolor en el costado. Pero fue más el susto. Después de un breve descanso y gracias el apoyo del grupo, a la determinación y a la fuerza de voluntad, estábamos de vuelta en el camino.

A eso de las nueve de la mañana nos reagrupamos en Nariño, un pueblo cundinamarqués escondido en las montañas. Ahí comimos un desayuno abundante, recargamos agua, más bloqueador, y retomamos la ruta. El sol, picante, subía ya. El calor aumentaba cada minuto. El ritmo fue bueno los primero kilómetros, con Prado y Alexander exigiendo en la punta. Hicimos una parada a la sombra de un árbol para reagruparnos y quedó claro que ya el calor nos estaba pasando factura. Los termos se vaciaban, el sudor nos empapaba. Llegaron los últimos, tomamos más aire, y arrancamos otra vez. Ahí comenzó lo duro.



A las 11:00 a.m. el calor ya era absoluto. Las reservas de agua escaseaban, el carro tuvo que separarse para ir a buscar más líquido. Por unos momentos nos dispersamos en grupos pequeños y cada uno lidió con la situación como pudo. El camino, recto y sin sombra, parecía interminable. Vacíos los termos y consumida la comida, solo nos quedaba la determinación de completar la etapa. Pero ahí, cuando algunos comenzaban a contemplar la posibilidad de parar, apareció de nuevo el carro para darnos ánimo y, sobretodo, agua. El resto del camino fue más de lo mismo, aunque bajamos el ritmo y nos hidratamos mucho para atenuar el sol del medio día.

Finalmente apareció el Magdalena. Paramos en la orilla, con Ambalema al otro lado, y nos tomamos merecida cerveza. Cruzamos con las bicis en canoas, porque el fuerte verano ha hecho que el nivel del río baje tanto que el ferry no funciona. El carro en cambio tuvo que ir hasta Cambao para cruzar por el puente. Y así llegamos a Ambalema para darnos una anhelada ducha y comernos algo. Mañana empieza la subida...          

viernes, 2 de enero de 2015

Orígenes de la Bici en la Cima

LA BICI EN LA CIMA
Por Andrés Felipe Vergara B.
@AndresVergaraB

Los orígenes de la #BiciEnLaCima
A mediados de 2013 nació entre un grupo de amigos la idea de realizar algún viaje en bicicleta por Colombia, que tuviera algún nivel de exigencia física, que requiriera de trabajo en equipo y que incluyera algo inédito. Se conformó un grupo de personas de diferentes profesiones, carreras y estilos de vida. Nos unía que utilizábamos la bicicleta como medio de transporte, que nos llamaba atención la aventura y los viajes, y que teníamos profundas inquietudes por hacer cosas por el país y por la ciudad. Por eso, cuando llegó la idea de realizar una travesía en bicicleta, la propuesta caló.

Teníamos una motivación profunda. Como dicen nuestros amigos de 14 Ochomiles, queríamos volver a vivir afuera... (Re)vivir afuera. Sabíamos que fuera de nuestras casas ocurren historias y aventuras, por eso no debíamos pasar tiempo. Esa inquietud nos inpiraba a viajar, aventurar, conocer, explorar, hacer deporte y sudar. Nuestras vidas son muy cortas y el mundo muy grande como para no querer viajar.

Luego de varias reuniones, de revisar mapas, de oír sugerencias y de evaluar diferentes alternativas, se propuso realizar un viaje hasta la Sierra Nevada del Cocuy en bicicleta. Empezaron las ideas complementarias, las ocurrencias, el picante, las fechas, el equipo que había que llevar, los lugares por donde pasaríamos. Sonó muchísimo la idea de subir una de las bicicletas a alguna de las cumbres, y por qué no, la más alta, el Ritak'Uwa Blanco.

Mientras se resolvían los asuntos logísticos, se escogían los hospedajes, se evaluaba la mejor ruta y se decidía las fechas exactas, el grupo avanzó en su preparación física y mental a través de diferentes entrenamientos y reuniones. Los fines de semana y las madrugadas de los días de la semana eran para pedalear, trotar o nadar. No todos eramos ciclistas expertos, por eso había que entrenar para estar en las mejores condiciones para el viaje. Esto avanzó en el segundo semestre del año.


En diciembre ya estaba casi todo resuelto. Ya teníamos la fecha, la ruta, los hospedajes, las bicicletas. Se decidió arrancar desde Tunja para evitar el tráfico pesado de la salida de Bogotá, y el día de salida era el 2 de enero apenas para arrancar el año de la mejora manera. Había mucha expectativa por lo que iba a pasar.


La #BiciEnLaCima 1.0
Nos encontramos el 2 de enero en un hotel a las afueras de Tunja. Esa noche ultimamos detalles, comimos algo y nos acostamos temprano. Y el 3 de enero de 2014 desayunamos y arrancamos a pedalear hacia el norte del departamento de Boyacá. Las etapas en bicicleta fueron Tunja- Belén el 3 de enero, Belén- Soatá el 4 de enero, Soatá- Guacamayas el 5 de enero y el 6 de enero Guacamayas- Guicán. En total, fueron 250 kilómetros de bicicleta, con una variedad geográfica pasando de los 1.300 msnm hasta los 3400 mtsn.





Luego de un día de descanso en el municipio de Guicán, el grupo ascendió a las cabañas de Canguara donde durmió una noche con el fin de realizar el aclimatamiento. Desde este punto ya teníamos vista a nuestra meta, el Ritak'Uwa Blanco. También se veían otros de los picos de la imponente Sierra Nevada del Cocuy.

El 9 de enero muy temprano arrancamos una caminata para llegar al campamento base ubicado por encima de los 4.000 msnm en un lugar conocido como Playitas. El ascenso, el equipaje, la falta de oxígeno, el sol, el frío, el terreno, hicieron de esta subida algo difícil. Además,  debíamos encontrar la mejor manera de cargar la bicileta hacia la cima. Dos de nosotros llevabamos las llantas, otro el marcp y ptrps cuantos el resto; todos nos rotabamos el peso. Llegamos pasado el medio día, armamos campamento, preparamos el almuerzo y nos pusimos a descansar.

El 10 de enero de 2014 era el acordado para hacer cumbre. Madrugamos pese al frío y al cansancio. Cuando abrimos las carpas y logramos salir de ellas, teníamos una hermosa vista del nevado que parecía estar ahí no más. Decidimos que la mejor forma de llevar la bicicleta era completamente armada. La caminata empezó; el frío y el viento eran desalentadores.; con lentitud avanzamos hasta llegar al borde de nieve. Empezó la parte más dura de la expedición y luego de algo de sufrimiento, a las 10:00 de la mañana el equipo conquistó la cumbre del Ritak'Uwa Blanco, llevando con sí una bicicleta, cumpliendo con un difícil reto deportivo, mental y grupal; demostrando que las barreras están para superarse y que cuando se trabaja en equipo se pueden lograr muchas cosas. Hubo momentos para las lágrimas, los abrazos, las sonrisas, las anécdotas y hasta para hacer un merecido brindis.

Culminamos el viaje convencidos que nuestra vida se enmarca en la bicicleta y  que estamos convencidos que la vida es mejor cuando se hace pedalazo a pedalazo. Por eso esto debería continuar…

La #BiciEnLaCima 2.0
Luego de cumplir con el objetivo, después de regresar a Bogotá y continuar cada uno con sus vidas; empezaron las conversaciones para volver a hacer una expedición. Esta y otras experiencias nos motivaban a seguir viajando, en utilizar la bicicleta y en conocer nuestro país. Por eso, a mediados de 2014 volvieron las reuniones para planear un segundo viaje con La Bici en la Cima.

Todos llegamos con ideas, destinos, lugares, propuestas y amigos a quien involucrar. Empezamos a deliberar, revisar los mapas y oír sugerencias. Se realizaron varias reuniones, volvieron los entrenamientos y empezaron los preparativos para un nuevo viaje. El grupo creció, ya no somos los 9 ciclistas y las dos personas del carro, como ocurrió en el primer viaje, sino 15 ciclistas y 3 personas en el carro de apoyo. Ahora somos 18 personas extraordinarias las que conformamos el equipo de La Bici en la Cima. De los ciclistas que estuvieron en el primer viaje, repiten siete. Y del carro acompañante repetimos conductora, quien para el próximo viaje estará en la bicicleta.






La meta para la segunda parte de La Bici en la Cima; consiste en realizar un recorrido en bicicleta desd Girardot hasta Manizales, ascendiendo por la cordillera central, por la carretera que pasa por los municipios de Armero, Líbano y Murillo; con el fin de bordear El Parque Natural Nacional de los Nevados y luego descender a la ciudad de Manizales. El proyecto incluye realizar una pausa en el recorrido ciclístico para subir una de las bicicletas a la parte más alta que es permitido del Nevado del Ruiz, y de esta manera generar la tradición de llegar con una bici a una de las cimas más representativas del país.

Esta nueva aventura arranca el próximo 4 de enero de 2015.