jueves, 29 de marzo de 2018

Etapa 4: Santa Rosa de Viterbo - Nobsa

Etapa de altiplanos y pueblos
Por: Andrés Felipe Vergara

Boyacá tiene una región que es muy agradable de visitar y de pedalear.

Desde que inicié con esto de las travesías en bicicleta y de viajar por Colombia, siempre había querido venir a pedalear por acá. Hacerlo sin prisa. Pude pedalear en octubre de 2017 en el Gran Fondo de Boyacá, pero íbamos de afán. Pero esta vez fue algo diferente.

Y es que cuando empezamos a pensar en esta nueva versión de Bici en la Cima -la más rápida en su planeación-, no dudé en proponer incluir estos lugares. Pueblos como Santa Rosa, Floresta, Monguí, Nobsa o Iza merecen ser visitados y degustados: la gastronomía por acá es deliciosa, particularmente por los postres. Y yo amo comer postre. Algún día me verán viviendo por acá.

No solamente los pueblos. Las zonas rurales son verdes, hay montañas y valles, cultivos y vacas, los campesinos siempre saludan con un “adiós adiós”.

La etapa de hoy es quizás la más suave. Fueron 50 km que hicimos en dos horas y media. No fuimos muy rápido.

Salimos tarde, desayunamos en pijama, nos tomamos la vida con calma. El carro amaneció pinchado, la ropa nuestra de ayer empapada. Nos organizamos y salimos.

Los que íbamos en bici fuimos en silencio, mirando los campos verdes, las montañas y su contraste con los altiplanos que se forman. Había nubes por todo lado. El pronóstico del clima no era favorable. Llovió al comienzo, eso puede ser despedidor. Pero el frío típico y la lluvia que cayó iniciando la etapa, evitaron la fatiga y el calor, casi no hubo necesidad de hidratarnos.

Pasamos por pueblos como Tobasía, Floresta, Busbanzá, Corrales; bordeamos Sogamoso y cerramos la etapa en Nobsa lugar donde hace unos años compré una ruana que aún conservo. También pudimos pedalear paralelos al Río Chicamocha, que a su vez va paralelo al antiguo ferrocarril industrial de Paz Del Río, el único que funciona eléctrico en Colombia, y que sirve para movilizar empleados.


Hoy descansó Minaya, andaba enchurriasmado por lo que decidió irse en carro con Guti. Mutis no dio leña, aguantó pierna para lo de mañana, que será la última etapa y la más larga. Nicolás es silencioso pero analítico y prudente, es ingeniero, sabe cada dato de la ruta.

Las camisetas de las anteriores versiones de BELC

En Nobsa estuvimos de plan gastronómico. A eso vinimos, diría Mutis. Y yo lo apoyo. Hicimos siesta del almuerzo y volvimos a salir. Es chévere estar por acá. La gente es amable, los pueblos bonitos, los paisajes alegres y el clima sabroso.

Llegando a Nobsa se me cayó una biela

Mañana cerramos esta Bici en la Cima. Iremos hasta Villa de Leyva. Serán 100 km. Pasaremos por Arcabuco, lugar de buena agua panela y pan de bono. Seguro con Mutis pararemos a comer. Claro, después de dar leña.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Etapa 3: Gámbita (Santander) - Santa Rosa de Viterbo (Boyacá)

Por: Nicolás Casas Rey
#bicienlacima

Todas las etapas de la Bici en la Cima tienen algún ingrediente que las hace especiales e incluyen anécdotas para recordar, pero pocas montadas llegan a considerarse épicas; ésta es una de esas.

El día comenzó con algunos retrasos, por un lado unas cobijas pegadas y por otro demoras en el desayuno, cosa que nos inquietaba, pues la dificultad de la etapa ameritaba salir muy temprano. Finalmente iniciamos nuestro camino desde la cabaña en Gámbita rumbo a Santa Rosa de Viterbo, pasando por el pequeño corregimiento de Palermo, luego Paipa y Duitama.

El trazado constaba en total de 80 km (aproximadamente 50 destapados) con algo más de 2000 m de desnivel positivo. Un fuerte aguacero la noche anterior ablandó el terreno que afrontaríamos en las primeras horas de la mañana, sin embargo el olor del campo mojado y el agua escurriendo del musgo que cubría las paredes de roca a los costados de la carretera, también contribuyeron con la mística del asunto.


Unos 5 km después de salir de Gámbita, iniciamos un descenso hacia el sector del Manto de la Virgen, una majestuosa cascada que tiene caídas de agua de más de 100 metros. La vía que desciende hacia este valle, así como la carretera que bordea el río (del que no supimos el nombre), también estaban llenas de cascadas de agua cristalina que irrigan la frondosa vegetación que cubre todo el paisaje a lo largo y ancho del valle que recorrimos hasta un poco más adelante de Palermo. Debo decir que es uno de los panoramas más paradisíacos que hemos presenciado en estas travesías.



Hicimos una corta parada en Palermo porque sabíamos que venía la parte más dura, una larga, constante y pendiente subida de 20 km hasta el páramo ubicado a escasos 15 km de Paipa, a una altitud de 3440 msnm. La extensa subida, combinada con la rápida ganancia de altitud, hacían que cada pedalazo fuera más difícil que el anterior. Lo que ignorábamos por completo era que las condiciones soleadas que tuvimos hasta Palermo, se iban a convertir en una densa neblina, fuertes aguaceros y hasta graniso por encima de los 3000 msnm, a temperaturas siempre por debajo de 10°C. No estábamos preparados y, por supuesto, llegamos emparamados y congelados a Paipa para almorzar, aunque de no ser por el apoyo incondicional de Guti, pudo ser peor.


La lluvia nos alcanzó en el restaurante y nos hizo esperar un rato para ver si las condiciones mejoraban, sin embargo eso no ocurrió. Juan Pablo no se sentía bien, pues fue el que más padeció la lluvia en el páramo, por lo que decidió seguir en el carro, mientras que Andrés, Daniel y yo sacamos las últimas fuerzas que teníamos para terminar el recorrido propuesto inicialmente. Aunque lo que restaba era carretera pavimentada y la subida al final era suave, las fuertes lluvias no ayudaron.

Finalmente, armados de valor y visalizando siempre una ducha caliente, arrancamos hacia Duitama, las llantas nos salpicaban tanta agua como la que caía del cielo, pedaleando con todas las fuerzas por la ansiedad de llegar lo más pronto posible y para poder mantenernos calientes finalmente llegamos al hotel para un merecido descanso.


Mañana seguiremos disfrutando de los paisajes y las experiencias inolvidables que nos ofrece Boyacá.

Etapa #2: Moniquirá (Boyacá) - Gámbita (Santander).

Por: Juan Pablo Mutis O
27 de marzo de 2018
#bicienlacima

Hoy fue un día de muchos retos. Arrancamos desde Moniquirá a las 7:20 am, hora en la que comimos un sanduche de pre desayuno, nos tomamos foto en la iglesia de la plaza y comenzamos a subir rumbo a Toguí. Sabíamos que la faena era de más o menos 60 kilómetros, posiblemente mucha trocha y al menos 2.000m de ascenso, con 3 puertos de montaña.

Saliendo de Moniquirá la vía está pavimentada, luego desvío y un poco más de asfalto, más adelante columpios medio pavimentada medio destapada, pero por la lluvia del día anterior, mucho barro.

Paramos a desayunar en Toguí con un gran caldo, huevos pericos, pan, chocolate y un glorioso jugo natural de mora (al final fueron 3 de estos). De ahí arrancamos y teníamos que escoger entre la ruta pre seleccionada por trocha directo a Gámbita o por Chitaraque con 20 kilómetros adicionales en una vía más transitada.

Empezamos a pedalear, en el camino arrimamos a una viejita a su casa y luego reunión; al final escogimos la ruta por Chitaraque pues por el otro lado la trocha podía estar complicada por el aguacero de anoche y de pronto el carro, o inclusive nosotros, no pudieramos pasar.

De ahí hasta el pueblo puro columpio mayoritariamente destapado. Pasando Chitaraque encontramos vía pavimentada y el primer puerto de montaña sin mayores inconvenientes. Seguimos unos kilómetros más por esa vía hasta conectar con una bajada de 4 kilómetros en la vía principal que conecta a Bogotá con Bucaramanga. Recorrimos un tramo de esa carretera que va desde Barbosa hacia Socorro, a la altura de Vado Real.

Luego nuevamente desvío y para mejorar la pedaleada, se despejó por completo el cielo y el sol empezó a hacer lo suyo. Segundo puerto de montaña, de unos 12 kilómetros absolutamente agotadores. En este punto el grupo se partió, 2 adelante y 2 atrás, obvio yo los dejé ir adelante y Nicolás se quedó conmigo apoyándome mientras el carro iba y volvía.

Antes de coronar ese puerto, no pude más del calor. Me tocó parar, no entendía cómo los de adelante no habían parado; hidratación, algo de comer para coger fuerzas y a seguir pedaleando. Sabía que no había terminado el segundo y aún quedaba un tercer puerto, justo adelante.

Llegamos a la cumbre, luego una bajada no tan pronunciada y, el tercer puerto. Luego de varios minutos de subir empecé a sentir el cansancio del día anterior y de la pedaleada del día, casi que no podía subir. Nicolás me había cogido ventaja y yo simplemente tenía que descansar. Antes de llegar a la cima, a 2 kilómetros, paré y me acosté en la berma un rato. Minutos despues llegó Guti en el carro y preocupada se preparó para ayudarme, “una siestica nada más" le dije y se calmó. Otro carro paró posiblemente pensando que ella me había atropellado, pero siguió su camino al darse cuenta que todo estaba ok.

Nicolás se regresó y terminamos rematando el puerto juntos. Llegamos justo a la hora del partido amistoso de Colombia vs Australia, pero teníamos que almorzar. Luego de varios jugos naturales de mora me fuí a terminar de ver el partido en una panadería y el resto del grupo fue a la cabaña donde nos quedaríamos. Al terminar el juego, Guti me recogió y cuando llegué me dijeron que yo dormiría en el altillo, subí mis cosas y al bajar: el desastre.

Las escaleras cedieron y afortunadamente salí de esa solo con un raspón y un golpe. Por eso y varias otras cosas por las que no estábamos contentos con el sitio, me reubicaron en otro hotel (aquí sí hay wifi) y nos recompensaron con 2 desayunos para mañana. Todo tiene sus cosas buenas.

Debemos dormir bien, al parecer mañana son más de 80 kilómetros con varias subidas, particularmemte una de como 20 kilómetros. El punto de encuentro es la panadería dónde vi el partido, debemos desayunar a las 6 am y empezar a pedalear. Conservamos el ánimo y las ganas de poner la bici en la cima!

lunes, 26 de marzo de 2018

Etapa 1: V. de Leyva - Moniquirá

Por: Daniel Minaya

Y empezó Bici En La Cima muy bien, solo 50 km nos esperaban en esta etapa, pensamos que iba a ser una ruta rápida por lo que salimos a las 8, hora que nos pasó factura pues el sol que nos hizo fue bastante agotador, y no esperábamos menos al estar en medio de un desierto. Empezamos con muchísima motivación (Especialmente yo) y desde la salida de V. de Leyva empezamos a sentir el rigor de las tierras boyacenses, subidas cortas pero con bastante inclinación. No llevábamos 20 km y nos habíamos enfrentado a dos puertos agotadores, el más veterano tuvo que empujar al más joven...


Pasaban las horas y el sol abrumador nos estaba deshidratando, todos estábamos sudando, sin embargo la ruta nos recompensó con hermosos paisajes.


Todo parecía indicar que hace tiempo no pasaban carros por ahí por lo que nuestra escolta tuvo que afrontar varios retos con gran habilidad, así es, pues hasta el carro necesitó de nuestra ayuda esta vez, así que también se podrán imaginar lo técnico que se iba poniendo el recorrido. Paramos en Gachantivá para desayualmorzar, ya eran casi las 12 y estábamos a un poco mas de la mitad del recorrido, la altimetría nos decía que lo que seguía era solo descenso (que alivio).


Así que después de una importante parada técnica seguimos el recorrido, lo que no sabíamos es que realmente era un descenso bastante técnico, a tal punto que todos tuvimos que terminar bajando con la bici al hombro. Este descenso terminaba en el río Moniquirá, donde encontramos un pequeño puente donde el carro no podía pasar, estuvimos analizando la situación y definitivamente la única opción era que Guti se devolviera y nos encontráramos en otro punto de la ruta. El solo tener que devolverse por ese camino implicaba un gran reto para nuestra habilidosa conductora.



Seguimos nuestro camino junto a otras personas que llegaron en bici a bañarse en el río, De ese punto a nuestro destino final nos separaban 10 km, de los cuales los últimos 4 eran sobre una carretera (todo el cuerpo agradeció encontrar pavimento). Así culminamos nuestra primera aventura de Bici en la Cima, con un refrescante baño y buen almuercomida. El tiempo total fue de 7 horas con apenas 1.266 m de desnivel positivo, un excelente inicio lleno de varias historias, sol y un poco de barro.


domingo, 25 de marzo de 2018

Ya llega la Bici en la Cima 4.5

Después de 2 meses de reuniones por fin emprendimos esta travesía. La más corta y menos concurrida de todas.

Alrededor de las 2 PM nos encontramos en Chocontá los integrantes de esta aventura, cuatro ciclistas y una conductora, yo. Llegamos a Villa de Leyva a disfrutar de este especial lugar y poder imaginarnos esta increíble experiencia, cinco días de bici, amigos, buenos momentos, esfuerzo y sobre todo satisfacción. Satisfacción que llevamos esperando y por la que hemos trabajado.

Iniciando nuestro rumbo hacia Boyacá
A diferencia de las anteriores, esta travesía resultó siendo poco concurrida; la fecha, el corto tiempo de preparación y algunos imprevistos hicieron que sólo fueran cuatro los héroes que vivirán la experiencia.

Andrés Felipe Vergara: único ciclista que ha vivido las 4 travesías anteriores. Veterano y amante de la bicicleta, con ya 9 travesías en bicicleta encima y muchas ganas de seguir pedaleando. Es el mayor del grupo, mayor en todo, experiencia, amor por la bici y ganas de recorrerse Boyacá completo.
Juan Pablo Mutis: ha asistido a tres de las cuatro BELC anteriores. Ingeniero de profesión, viajero de pasión. Mutis es el ingrediente gastronómico del grupo, amante de la comida colombiana que disfruta las travesías probando las delicias de la gastronomía autóctona de cada región. En esta ocasión escogerá la mejor arepa de Boyacá.
Nicolás Casas: integrante de BELC desde su segunda versión. Encargado de hacernos reír con sus chistes flojos pero elegantes. Ingeniero mecánico, amante de la bicicleta, los carros y las motos. El capo del grupo, con las piernas para andar el triple pero la paciencia para disfrutar de montar con amigos.
Daniel Minaya: el joven del grupo. Esta será su primera travesía, llega lleno de ganas para conocer este proyecto que nos ha movido por cinco años. Ciclista desde hace 3 años, estudiante y rutero. Dani viene dispuesto a guerrearla, conocer la montaña y disfrutarse una Semana Santa como nunca antes lo ha hecho.
Natalia Gutiérrez (yo): acompañante de todas las travesías. Ciclista urbana, viajera y amante de la vida al aire libre.
Empezó esto y nos vamos con toda a recorrernos un departamento de ciclistas, guerreros y héroes Colombianos.