lunes, 18 de enero de 2016

LA BICI EN LA CIMA: UNA EXPERIENCIA DE LOS SENTIDOS


Por: Nicolás Casas Rey

#BiciEnLaCima
#ReadyToDiscovery

Felicidad. Creo que es lo más cercano a esa sensación indescriptible que me invade al haber completado una travesía en bicicleta que, tal vez, sea el mayor esfuerzo físico que he hecho en mi vida. El hecho de llegar a Guatavita y finalizar los cerca de 680 km de recorrido no era nuestra meta ni nuestro fin, en realidad nuestro objetivo poco a poco se iba cumpliendo con cada pedalazo, con cada metro que avanzábamos. Cada esfuerzo que hacíamos se veía recompensado por una nueva e increible experiencia en nuestro camino. La ruta completa parecía una inmensa galería que se podía apreciar y disfrutar con los cinco sentidos y cada centímetro del cuerpo, desde la salida en Villavicencio, hasta coronar la cordillera oriental, pasando por la espectacular y calurosa llanura Colombiana, el bosque tropical extremadamente húmedo alrededor de Santa María, el imponente cañón en la región de Chivor, hasta las verdes colinas llegando al Sisga que contrastaban con un cielo azul descapotado característico de la época.

A lo largo de toda la expedición nuestros ojos estuvieron expuestos ante maravillosos paisajes que se complementaban con la gran variedad de fauna silvestre que nos rodeaba en todo momento. Los días los iniciábamos en la oscuridad de la madrugada que intentábamos aprovechar al máximo antes que los inspiradores amaneceres dieran la bienvenida a un sol que hacía disminuir exponencialmente nuestro rendimiento físico a medida que se aproximaba el mediodía.
Típico amanecer llanero entre Puerto López y Puerto Gaitán

A pesar de lo difícil que fue para todos madrugar tanto, teníamos la oportunidad de escuchar los primeros conciertos de las aves que eran testigos de nuestro paso. La dificultad del terreno en algunas etapas se convertía en un aliado al permitirnos alejarnos del tráfico y poder oir únicamente nuestra respiración y las ruedas de la bicicleta que no opacaban en ningún momento los sonidos de la naturaleza.
Pedaleamos en la arena en donde la única sombra era la nuestra

Aunque de vez en cuando debíamos lidiar con el hedor de algún animal muerto al lado de la vía, el aroma típico del campo y el aire limpio representaban un descanso para nuestros pulmones que tienen que soportar a diario la polución de Bogotá.

Bordeamos el río Lengupa hasta Santa María. No parábamos de sudar

Los túneles en Chivor
eran intimidantes
 Deleitamos nuestro paladar con cada parada a comer. Al desayuno debíamos comer lo suficiente para poder pedalear al menos las siguientes dos horas y los almuerzos se convertían en la recompensa después de haber completado cada etapa. Sin embargo, en varias ocasiones decepcionamos nuestro sentido del gusto al intentar fallidamente refrescarnos con el agua de las caramañolas, cuya temperatura se aproximaba a la de nuestros cuerpos. En esos momentos debíamos conformarnos con lo que llamábamos "aromática de Gatorade".

En lo que a mí respecta (y estoy seguro que no soy el único), el sentido del tacto fue el que más sufrió. De las ocho etapas que pedaleamos, seis tuvieron tramos destapados, siendo la tercera etapa entre Puerto Gaitán y Maní la más significativa, pues de los 80 kilómetros de ese día casi el 90% fueron destapados. Por un lado, la vibración que se transmitía desde el terreno a través de las bicicletas castigaba cada parte de nuestros cuerpos, especialmente la cola, las manos y los pies. Por otro lado, pasadas las 8 AM, el sol nos azotaba haciéndonos consumir todo el contenido de las caramañolas en unos pocos kilómetros y reponer el bloqueador sobre la piel en repetidas ocasiones. En este punto quiero agradecer a Land Rover Colombia, quienes confiaron en nosotros y nos apoyaron dotándonos con una flamante Discovery Sport que fue especialmente útil para iluminar nuestro camino en las madrugadas, transportar nuestro equipaje y provisiones para solucionar cualquier imprevisto que se presentara e incluso para ofrecernos sombra cuando alguno se sentía insolado y no veíamos un sólo árbol en varios kilómetros a la redonda. Además fue muy efectiva en los terrenos más exigentes como la arena y las pendientes pronunciadas, en donde nos costaba mucho pedalear, allí conocimos el verdadero 4x4.
Atardecer en la orilla del Río Túa en Monterrey, Casanare

El sentido que más fortalecimos en esta travesía, no obstante, fue un sexto sentido: el sentido de pertenencia hacia nuestro grupo, nuestro propósito y nuestro país. Este valor es el que nos daba la fuerza para pasar nuestras vacaciones despertándonos a las 3:30 AM para pedalear, a pesar de haber sufrido ya bastante en días anteriores, en vez de quedarnos durmiendo hasta tarde y pasando el día en una piscina o en una playa. El sentido de pertenencia nos hacía comportarnos como familia y que los más fuertes animaran e incluso a veces dieran un empujón a los rezagados. También nos daba el ‘perrenque’ que necesitábamos para seguir pedaleando a pesar de las dificultades y rechazar la comodidad y el aire acondicionado de la Discovery. Cumplimos este reto gracias a todos los integrantes del equipo, cada uno tuvo un papel importante en la preparación y el desarrollo de la travesía. Cada uno de nosotros tiene un ingrediente particular que aporta a la armonía del equipo, todos somos diferentes y eso hace que nos complementemos de forma especial para poder materializar nuestras ideas y metas.
La represa de Chivor nos cautivaba con hermosos paisajes mientras nos aproximábamos a Guateque

Quiero agradecer a Nicolás Rojas, quien nos iba a acompañar durante toda la travesía a bordo de la Discovery, pero que sólo pudo apoyarnos en la primera etapa por motivos personales. Sin embargo su presencia ese primer día fue de gran importancia, pues le permitió a Guti experimentar los primeros 105 km de la travesía montada en ‘Lady’, su bicicleta. A Guti también le agradezco porque en gran parte del recorrido afrontó sola la labor de cuidarnos y estar pendiente de todos, siempre estuvo ahí cuando la necesitábamos. Apuesto que ella también está muy agradecida con Land Rover por ayudar a hacer esa tarea mucho más placentera desde esa nave. No sobra expresar la inmensa gratitud a nuestras familias y amigos que estuvieron pendientes de la expedición y nos apoyaron de principio a fin.
Celebramos la llegada a 'Iguaque', la finca de Guti en Guatavita

Seguiremos adelante, planeando nuevas travesías, llegando a nuevos lugares, rompiendo paradigmas y fijando retos y metas que sigan aportando a nuestro crecimiento personal, logrando inspirar a otros, conociendo la hermosa geografía Colombiana y, por qué no, cruzando fronteras. Pronto se enterarán de próximos proyectos para volver a poner la Bici en la Cima.

lunes, 11 de enero de 2016

Etapa final Guateque- Guatavita

Por Alexander Espinosa M.

Para el día de hoy las alarmas comenzaron a repicar a las 4:20am. Este nuevo día comenzaba con la la visión de llegar a la cima de nuestro viaje y dado el cansancio acumulado en las etapas anteriores todos se tomaron 5 minutos más para hacer pereza y darse cuenta que era la última etapa de este viaje. Luego de esto, cuando ya todos se despertaron, comenzó el frenesí diario de arreglarse desayunar y montar todo en la discovery sport. Ya estando todos listos realizamos la oración matutina antes de tomar carretera y comenzó la pedaleada final de la bici en la cima 3.0. 

La salida del pueblo nos sorprendió con una rampa destapada que ponía a prueba las habilidades de mtb del grupo, cosa que le pasó factura a uno de nuestros nuevos integrantes, que se metió un ranazo que lo dejó lleno de polvo de pies a cabeza.

La carretera comenzó a descender cosa que no nos animaba mucho sabiendo que el final de la etapa era a una altura mayor a la de Guateque, pero igual continuamos metro tras metro avanzando hacia nuestro objetivo. Estábamls contentos por que nos sentíamos "jugando de local" ya que el clima frío ayudaba a nuestros cuerpos a regular mejor la temperatura y por eso nos sentíamos menos cansados. Las rampas de ascenso comenzaron a aparecer, y con el pasar del tiempo la necesidad de detenernos a desayunar nos hizo parar en Machetá. Los desayunos con carne y arroz habían quedado atras los pedidos de jarras y jarras de limonada helada ya no eran necesarias, en su remplazo apareció  para algunos de los integrantes del grupo la tan añorada agua de panela que energizaria la pedaleada.

Luego de este receso en nuestro camino iniciamos la escalada del Sisga, con rampas largas y pronunciadas, y en mi caso acosado por uno de los mejores ciclistas del equipo, entablamos una batalla en la que la mente se tenia que sobreponer al cansancio. Los cambios subían y bajaban, las cadencias se mantenían y la mínima distancia posible entre las ruedas de nuestras bicicletas nos separaba. El clima ya no era frío aunque estábamos a mayor altura el esfuerzo físico nos hacía sentir que volvíamos al llano. El llamado de hidratación por parte del cuerpo se hacia más fuerte pero ninguno de los dos se quería rendir, esta batalla épica para nosotros se desarrollaba en medio de paisajes verdes y montañosos dignos de fotografía para un fondo de pantalla, pero esto igual no nos distraía  del objetivo... llegar al "puerto de montaña" de primero, pero para mi desgracia en el último esfuerzo Nicolás me paso y por sólo uno o dos segundos llego al alto antes que yo.

Luego de esta batalla que nos divertía y que tras tanto pedalear había perdido se tornó en la mejor parte del viaje, que fue el momento  de reagruparse intercambiar sonrisas  y ver que como equipo habíamos logrado una hazaña que para muchos era imposible; habíamos pedaleado más de 670km, ascendimos  más de 9000msnm entre todas las montañas que escalamos, y lo mas importante reforzamos nuestra creencia que el trabajo en equipo ayuda obtener grandes objetivos y que la perseverancia y tenacidad  nos permitiría alcanzar cualquier meta ue nos propusiéramos
nos.

Etapa 7 Santa María- Guateque


Por Juan Manuel Hernández 
#BiciEnLaCima

Hoy me he levantado con una incertidumbre bastante particular, la incertidumbre de saber que podía suceder en la carretera después de la etapa del día anterior en la cual vimos paisajes majestuosos rodeados de fauna y flora únicos, siendo las 5:30arrancamos el día de hoy, un poco tarde a lo acostumbrado ya que era una etapa que no parecía muy larga, 2 km después de estar subidos sobre nuestros caballos de acero paramos en el pueblo de santa maria en donde desayunamos para estar con toda la energia al máximo ya que hoy comenzaba el verdadero ascenso a la cima.

Recargada la energía de todo el grupo comenzamos a pedalear, por delante 16 túneles y una carretera que tenía todo para igualar e incluso superar los paisajes vistos hasta la fecha, mientras comenzábamos a montar y descubrir la cordillera donde se acercaba el primer túnel, llenos de emoción por estar esperando dicho momento de empezar a cruzar la montaña por el interior parábamos a tomar la primera de muchas fotografías, el calor se sentía y al interior la montaña nos brindaba un rocío de agua fresca que animaba al grupo, me dejo llevar por la satisfacción de saber que estamos cerca de llegar a nuestra meta después de muchas vivencias e interrumpo el silencio con un grito de desahogo, algunos se molestan por dañar el momento otros simplemente ríen, igual seguimos con convicción decididos a conquistar la etapa.

Varios túneles y bastante recorrido completado comienzan a agotar al grupo el cual se ha dividido, la subida comienza a tornarse desafiante hasta que comienza a avistarse el muro de la represa de chibor, fotografía obligada, llegamos a la represa en donde se puede apreciar un paisaje hermoso que requiere ser fotografiado, el grupo se vuelve a unir y dicho y hecho las fotografías no paran, nos llamó la atención un letrero de prohibido tomar fotos  en embargo seguimos invadidos de picardía y sabiendo que habían militares que veían lo que hacíamos seguimos una tras otra foto hasta documentar por completo el lugar en medio de bromas por el mismo desacato.

El camino continua las fotos hechas se vuelven tema de conversación, el camino es descendente, pero en nuestras mentes sabíamos que todo lo que baja tiene que volver a subir, pasaban datos como el saber que teníamos que subir casi 1000 metros sobre el nivel del mar, nuestro descenso termina, llegamos a un puente que nos conduce a Guateque, y el ascenso se encuentra ante nosotros, intentábamos descifrar hasta donde nos tocaría subir, pero nada parecido a lo pensado en principio de una etapa tan solo sencilla y llena de hermosos paisajes, la subida en medio del calor separaba al grupo por completo, cada cual iba a su propio ritmo, eso si todos con la misma idea de terminar la etapa por si solo dignos de una batalla entre la cima y un grupo de guerreros en busca de conquistarla, ver la camioneta a falta de poco para llegar fue como encontrar un oasis en medio del desierto, sentías que volvías en si, afortunadamente contamos con un gran vehículo que al igual que nosotros es capaz de llegar a cualquier lugar el Land Rover Discovery Sport, una vez sorteada la etapa se encuentra la última pendiente que se hace difícil pero las ganas de llegar y conquistar la etapa son suficientes para al fin terminar una gran etapa.


sábado, 9 de enero de 2016

Etapa 6 Monterrey- Santa María

Por Andrés Felipe Vergara B.
@AndresVergaraB
#BiciEnLaCima

Espectacular la etapa de hoy. La despedida del llano y el recibimiento de la cordillera de los Andes no podría ser mejor.

Esta mañana salimos madrugados de Monterrey, pequeño municipio en el departamento del Casanare. Aún de noche cogimos carretera hacia el sur, por 10 kilómetros nos movimos en terreno plano con uno que otro columpio. Había mucha expectativa porque sabíamos que desde hoy empezaríamos a subir; ya tenemos cansancio acumulado y las piernas no están tan fuertes como hace unas semanas. Va a estar duro pero sabroso. 

Un bonito amanecer muy al estilo de los eneros y el canto de los monos aulladores nos despidieron de los llanos orientales de Colombia. Gracias, fueron 6 días maravillosos por una zona del país que no conocíamos. 

Apenas tomamos el desvío, el clima, el paisaje y el terreno cambiaron. Disminuyó el sol y el calor infernal que nos agobió en la primera parte de la travesía; empezaron a aparecer frondosos bosques y con ellos el canto de diversas aves que no habían madrugado tanto como nosotros. Al principio la carretera en perfectas condiciones, más columpios y poco tráfico. Luego llegó el destapado, solamente fue de para arriba y pasaron más carros

Apareció un río, el Upía. Desde lejos se veía su imponencia. Nos contaron que nace en un lugar hermoso, la laguna de Tota. Quizás por eso el río viene premiado seguro para los indígenas era sagrado. Justo antes de cruzarlo desayunamos en El Secreto, el último desayuno en el Casanare, al otro lado nos esperaba uno de mis departamentos favoritos, Boyacá (en esta Bici en la Cima estaremos en cuatro departamentos: Meta, Casanare, Boyacá y Cundinamarca).

Me encanta Boyacá, y el departamento lo sabe. Qué bienvenida tan agradable, el hermoso cañón del Río Lengupá que a ratos se transformaba en valle, empezó a compartirnos unos paisajes maravillosos. La vegetación, los frondosos bosques nativos, las quebradas, el sonido del agua cayendo, las rocas, la geología. Nos tocó empezar a parar cada curva porque ameritaba capturar imágenes. 


Estábamos advertidos, nos habían dicho que la carretera tenía muy bonitos paisajes. Mi invitación vale la pena hacerla, ojalá en bici; no es tan dura la pedaleada, se suda mucho por la humedad, pero hay menos calor. Y en lo que a mí corresponde, prefiero subir que pedalear en plano. 

Cuando ya íbamos llegando se dio uno de los momentos más sabroso de la etapa y quizás del viaje. Ocurrió cuando apareció una caída de agua natural y una pequeña piscina. Eran más de las 10am, ya hacia calor, qué mejor disculpa, todos para el agua. Allí fuimos a dar en licra, camisa y choclos. Incluso Mutis se metió con el casco puesto. 

Cómo refresca el agua. Líquido precioso, ojalá fuera más preciado. Reforestemos el país, al menos alrededor de las fuentes hídricas. Estaríamos salvados. 

A nuestro destino llegamos casi al medio día. Los últimos 10km fueron destapados y en subida. En total fueron 70 km. Pasamos de estar a 450 msnm a los casi 1000 msnm. Vamos subiendo, nos vamos acercando, en dos dias pondremos la bici en la cima. 

La etapa de mañana tendrá 16 túneles y pasará por el embalse de Chivor, tan solo son 40km, pero de pura subida, estamos en la cordillera de los Andes. 




viernes, 8 de enero de 2016

Etapa 5. Yopal- Monterrey

Por Juan Diego Atehortua



Hoy volví a despertarme tarde, ya parece normal, no sentí la alarma del celular y Juanma y Andre tuvieron que despertarme. Otra vez tarde, pero con la excusa de haber tenido el día anterior de descanso en Yopal. 

¡Sí! Un día de descanso en medio de esta travesía... Un día en el cual fuimos a almorzar deliciosas hamburguesas, a cine y hasta nos tomamos un par de cervezas. Fue tanto el nivel de relajación que nadie quería arrancar a pedalear al día siguiente, pero la travesía debía continuar. 

Llegué tarde al desayuno: yogurt con cereal, banano y manzana verde; montamos las maletas a la Discovery, rezamos y salimos hacia Monterrey.

Comenzamos la etapa a las 5:30 am y sobre las 6:00 am comenzó uno de los amaneceres más lindos del viaje: nubes tenues que dejaban ver la circunferencia perfecta de un sol anaranjado. La etapa arrancó muy bien, tanto que a las 7:00 am ya habíamos recorrido casi 40 km y decidimos parar a desayunar. 

Nos atendió un niño con camiseta del Manchester United y me causó curiosidad su afición por el fútbol, pensé que por el rojo de su camiseta era hincha de Santa Fe, el equipo de mis amores, así que le pregunté de qué equipo era hincha y me dijo: ¡Pues de Nacional ome! Increíble... Después nos ofreció changua o caldo de costilla, acompañado de huevos al gusto, arepa, arroz y carne a la plancha.

Terminamos de desayunar y arrancamos a rodar, emocionados por estar logrando la etapa más rápida en la historia de la Bici en la Cima (oscilba entre 25 y 40 km/h). Pensando que toda la etapa sería plana, comenzamos a hacer carreras entre nosotros: Alex y Nicolás encabezando el grupo, Santi y Vergara siguiéndoles el ritmo, Mutis pasándonos como una flecha y Andre y yo disfrutando del paisaje detrás de todos ellos. Mientras tanto Guti y Juanma iban en la Land Rover disfrutando de buena música y aire acondicionado. ¡Qué envidia!


Hacia las 9:30 am paramos en una tienda sobre la carretera para hidratarnos y a alardear de nuestro ritmo, pero algo nos dejó preocupados: cuando le preguntamos a la señora de la tienda que cuánto faltaba en carro para llegar a Monterrey, nos dijo "Pues... con esa subida por ahí una hora". Efectivamente faltaban 27 km, de los cuales 16 eran en subida.

El sol empezó a picar más fuerte de lo normal y justo en ese momento comenzó la subida. Entre el sol y el asfalto caliente empezamos a perder energía y fuerza, y cuando quisimos hidratarnos, el gatorade y las bolsas de agua que nos habían dado parecían listas para preparar una aromática. A varios del grupo nos tocó parar en las sombras para refrescarnos y esperar la Discovery con agua un poco menos caliente. 

Faltando 10 km y pensando que teníamos que seguir pedaleando hacia arriba, encontramos la cima y pusimos la bici. ¡Vimos un hermoso valle, y en medio estaba Monterrey! El tan anhelado pueblo con el que soñamos llegar en tiempo récord, pero que nos demostró que no se puede poner la bici en la cima sin un toque de sufrimiento.


Finalmente llegamos al hotel y nos recibieron con pinchos de pollo y jugo de guayaba en leche. Descansamos un rato y más tarde fuimos al río Tuá, que por la sequía parecía más bien una serie de jacuzzis conectados. Allí disfrutamos de un hermoso atardecer.


Por ahora estamos a la expectativa de la siguiente etapa, pues creemos que la unica bajada que va a haber es la del camarote. ¡Mañana les contaremos cómo nos va!

jueves, 7 de enero de 2016

Etapa #4: Maní (Casanare) - Yopal (Casanare).

Por: Juan Pablo Mutis O "El Gastronómico"

6 de Enero de 2016.
#bicienlacima
#readytodiscover
#LandRoverColombia

Hoy, para variar, arrancamos antes del amanecer. No eran las 5 de la mañana cuando ya varios estábamos listos para salir, acomodamos las cosas en la Discovery y aunque un poco más tarde que en días anteriores, empezamos a pedalear rumbo a Yopal, capital del departamento del Casanare.

Sabíamos que nos esperaban apróximadamente 80 km de falso plano en subida y pavimentada, lo que no nos trasnochaba, pero con los músculos fatigados del durísimo trayecto del día anterior, por lo menos yo, la sufrí.

Salimos de Maní y recorrimos los primeros 40 kilómetros a muy buen ritmo hasta el sustancioso desayuno que disfrutamos en la primera y única tienda de este trayecto; velocidad promedio de 25 km/h en bicis de montaña.

Durante esta parte del recorrido disfrutamos del amanecer llanero que nunca desilusiona, vimos un par de osos hormigueros deambulando por los extensos potreros, encontramos un clima cálido con algo de viento que aunque era en contra, era relativamente fresco. Rematamos con el siguiente desayuno: caldo de costilla, huevos revueltos, plátano, papa salada, arepa dulce, chocolate, café con leche y como 5 jarras heladas de "preparada" para compartir.

Antes de retomar la pedaleada, nos encontramos con un niño del sector quien nos comentó que en su
bici (sin cambios, sin frenos y sin casco), había ido hasta Yopal varias veces. Tratamos de animarlo a acompañarnos pero se rehusó las mismas veces alegando que sus papás no le daban permiso, claro que cuando Andrea (nuestra compañera ciclista) le insistió, ahí si no necesitaba permiso de nadie... igual terminó quedándose.







En Aguazul (Casanare), la gente usa bici (extrema)
De ahí en adelante las condiciones de la ruta fueron similares hasta Aguazul, donde nos encontramos con una ciclista recursiva y con sobrecarga que no pudimos dejar de fotografiarla, y luego giramos hacia el nororiente. De Aguazul a Yopal la carretera estuvo llena de columpios y con alto tráfico, sobretodo de tractomulas, pero para alivio de todos con berma (estrecha, pero berma es berma!).


Como habíamos parado tan pocas veces y mantuvimos buena velocidad durante el recorrido, llegamos al Hotel del Paque en Yopal alrededor de las 10:30 de la mañana, un poco más temprano de lo que esperábamos.

Llegando a Yopal, Capital del Casanare
El resto del día nos dedicamos a descansar, alcanzó el tiempo para bañarnos y dormir una siesta antes del almuerzo. Almorzamos en Mamona y luego mientras que todos regresaron al hotel a dormir, el Compadre Andrés Vergara y yo fuimos a recoger en el aeropuerto a mi novia María Fernanda, que nos acompañará hasta pasado mañana.

Merecida comida, merecido descanso
En la noche salimos a conocer la ciudad, cenamos muy rico en el único restaurante que encontramos abierto, nos tomamos un par de cervezas, uno que otro aguardientico y alguien optó por refajo. Nos quedamos con ganas de jugar tejo, como cuando organizamos torneo en Güicán en la primera versión de la Bici en la Cima en el que nuestro equipo salió triunfante. Pero a las 9 de la noche ya todos los campos estaban cerrados. De tal forma que nos relajamos un poco y compartimos en grupo hasta tarde, pues el siguiente día será de descanso.




martes, 5 de enero de 2016

Etapa # 3 Puerto Gaitán (Meta) - Maní (Casanare)



Por Santiago Linares

@SantiLinares04
#BiciEnLaCima

Agradecimientos especiales a Land Rover, hoy fueron una salvación en medio del camino. #ReadyToDiscover

Son las 3:20 de la mañana, y la primera alarma no nos levanta, a los 5 minutos llega una segunda alarma para cumplir su cometido. A diferencia del resto de mis compañeros, que tuvieron una fría y agradable noche gracias al aire acondicionado de sus habitaciones, con mi compañera tuvimos que aguantar el calor Portogaitanense producto de un timo de aire acondicionado que tenía nuestra habitación, sin importar eso iniciamos con mucha actitud un nuevo día y con ello una nueva Etapa de la Bici en la Cima. Luego de comer algo de cereal con yogurt, empacar las maletas en la Discovery, y pronunciar nuestra oración diaria, partimos hacia Maní Casanare, la etapa que en el papel parecía la más dura del viaje.



Hacia las 5 de la mañana llegamos al desvío de la carretera destapada que nos llevaría a nuestro destino, de esta forma nos despedíamos del último poblado que visitábamos en el departamento del Meta.

Ya en la trocha la carretera resultó ser mucho más cómoda y agradable de lo que esperábamos, a pesar de algunos huecos profundos que se delataban por quienes iban al frente de la expedición, fue un tramo en el que pudimos andar a muy buena velocidad contando el hecho que encontrábamos en ese tipo de terreno. A medida que el amanecer nos alumbraba, la bóveda de estrellas con las que empezamos nuestra etapa se iba reemplazando por un hermoso espectro de aguamarina y marrón que con el paso de los minutos le daba paso a un hermoso naranja que daba la bienvenida al astro rey.



Durante esta etapa pudimos también disfrutar de la presencia de algunos especímenes muy llaneros, además de las típicas vacas, caballos y uno que otro cerdo, un oso hormiguero corría por la llanura majestuosamente, jamás había visto este animal, también divisamos una babilla y unos kilómetros más adelante unos aullidos nos obligan a detenernos, era un sonido espeluznante pero intrigante, eran monos aulladores. Una vez llegamos a la playa del río meta, nos esperaba el momento perfecto en que el sol sale de su escondite en el horizonte y nos sorprende con sus hermosos colores. Aprovechamos para tomar algunas fotos y nos dirigimos  al punto donde nos embarcaremos en un planchon para cruzar el río hacia el departamento del Casanare. Justo antes de llegar al punto donde atracaría el planchón, me encuentro con una experiencia obligatoria para todos los ciclistas, mi primera caída enchoclado, esta es motivada por el alto nivel de la arena que frena mi bicicleta de repente y con ella nos vamos derecho al piso. Qué alegría que esta situación hubiera ocurrido en una superficie tan acolchada.



Una vez cruzamos el río, bienvenidos al Casanare, nos informan que nos espera un camino que se podría recorrer en aproximadamente en hora y media en moto, por lo que sabemos que nos esperarían unas 4 horas de bicicleta. Luego de comer sándwiches, recargar snacks y gatorade para el camino, partimos a enfrentar la trocha del Casanare.



Ya en el camino, nos encontramos que la calidad del recebo no es tan buena como la última trocha que habíamos abandonado en el Meta, en esta ocasión, nos acompañaba una vía muy rocosa donde las piedras iban desde el tamaño de una pelota de baseball hasta una papaya, la vibración de las bicicletas se sentía muy fuertemente en la manos, las muñecas y especialmente la cola. Luego de un par de kilómetros el grupo se separó y yo me quedé con el pelotón que iba al frente. En un sector vimos lo que parecía la huella de unos carros al costado del camino, decidimos avanzar por esa carretera hecha por quienes como nosotros buscaba huir de la vibración y el golpeteo de las piedra, sin duda fue una buena decisión haber tomado esa vía que aunque se estrechaba en algunos tramos resultaba mucho más cómoda que la vía empedrada, decimos bautizarla, la autopista. Cerca de una 1 hora después de haber desembarcado del planchón nos encontramos lo que se convertiría en mi pesallida. Las trampas de arena, estas trampas además de frenar en seco el paso de las bicicleta cuando el nivel era muy alto, desestabilizaban nuestro paso y nos hacían derrapar intrépidamente, era previsible lo que iba a suceder, me volví a caer en una de estas trampas.

Luego de levantarme y parar a esperar al grupo en la siguiente sombra, recargamos caramañolas y snacks para seguir el camino, sin embargo las trampas de arena nos acompañarían por un par de kilómetros más y con ellas otro par de caídas, debo decir que no fui la única víctima de estas trampas, otros miembros del grupo también fueron testigos de las "bondades" de la arena.

Cuando por fin abandonamos esta pesadilla, volveríamos a encontrarnos con las familiares rocas. Lo que vendría sería la parte más dura del día. Además de nuestro rocoso camino, el sol que tan majestuoso se había visto algunas horas antes ahora era nuestro peor enemigo, a eso de las 10:30 am posaba en lo alto del cielo azotándonos la espalda implacablemente, luego de una subida con una pendiente no tan pronunciada pero de 3 km, rodeada de plantaciones de palmas, pudimos apreciar la llanura en todo su esplendor, pasto verde se extendía en todas las direcciones como si de un océano se tratara, y a través de esta, nuestra rocosa vía que se perdía a la vista.



"Paramos en la siguiente sombra" decíamos, sin saber que esto significaría cerca de una hora de camino en medio del llano. Al iniciar la recta en la llanura nos recibió el nauseabundo olor de una vaca muerta al lado del camino, no era prometedora la escena ni el camino que nos esperaba.

Al cabo de un buen rato de pedaleo, la sombra de unos árboles ya se veía más alcanzable, sin embargo un ángel apareció primero, nuestras niñas que nos acompañan, aparecieron detrás nuestro en la Discovery para ofrecernos líquido y comida, ya era necesario, nos estábamos quedando sin recursos y sin energías, el calor era implacable. En ese momento esperamos al resto de grupo que se había quedado rezagado para que también comieran y se hidrataran, era interesante que la única sombra disponible era la que proveía la camioneta, casi todos estaban dentro del carro. A estas alturas la mayoría consideraron subirse al carro, sin embargo el alma y el amor por lo que hacemos pudo más que la comodidad de la Discovery.

Retomamos con la esperanza que no faltara mucho para llegar, luego de un par de curvas divisamos una infraestructura industrial de gran tamaño, al llegar, afortunadamente la calidad de la vía mejoró y ya no tuvimos que esquivar más grandes rocas que logramos  sortear por más de 50 km de viaje.



Los últimos 10 km de la entrada a Maní eran pavimentados, jamás fui tan feliz de ver pavimento. Finalmente cruzamos un puente que cruza el río Cusiana y por fin nos encontrábamos en Maní luego de recorrer 80 kilómetros de carretera destapada. Esta etapa sin lugar a dudas, para mí, ha sido la más dura hasta ahora, mañana nos espera un pequeño abrebocas a la llegada a Yopal de lo que serán las etapas de montaña, estamos a la expectativa, con muchas ganas de poner La Bici en la Cima.

lunes, 4 de enero de 2016

Etapa # 2. Hacienda La Payará (km 25 vía Puerto Gaitán) - Puerto Gaitán

Por Andrea Prieto
#BiciEnLaCima
#Readytodiscover

Hoy el día empezó muy temprano. Nuestros despertadores sonaron a las 3:40am para ir rumbo a Puerto Gaitán. Esperábamos encontrarnos con un camino difícil al pensar que iba ser una vía muy transitada por tracto mulas, sin berma, además de las altas temperaturas en esta parte específica del Llano. Para muestra sorpresa pudimos pedalear tranquilos sin la amenaza de esas máquinas que a pesar de ser intimidantes, hoy las pocas que pasaron por nuestro lado nos terminaron dando apoyo con uno que otro pito de aliento. 

La jornada empezó saliendo de la finca en donde dormimos, que quedaba 12km adentro de la vía principal. Por ser un tramo destapado y ser aún de noche, yo preferí no acompañarlos pedaleando, pero desde el carro podía ver cómo los reflectores de sus pedales se iban alejando poco a poco hacia la vía principal. La llegada a la vía nos recibió con el  típico amanecer llanero, sin duda el más lindo que he visto en mi vida!!! 



Desde ahí me monté en la bici y me uní al combo. Para otra de nuestras sorpresas, nos acompañó un clima perfecto hasta eso de las 10am. Fue un momento de meditación, de conectarse con la naturaleza, de tener todos los sentidos abiertos a percibir todo lo que el camino nos regalaba...el viento, los pájaros, los cultivos y una brisa con la perfecta temperatura para poder avanzar a buena velocidad. Íbamos todos en grupo pedaleando al mismo ritmo, todos pendientes del otro, felices de cómo todo a nuestro alrededor nos favorecía. 



Pero...no todo fue tan perfecto. Más adelante, las nubes desaparecieron y el sol nos fue quitando la energía. A pesar de ser un recorrido en su gran mayoría plano, lo que lo hace difícil es el clima tan caliente y la potencia del viento que hoy soplaba en nuestra contra. Los últimos 40km fueron duros, muy duros, pero a la vez muy reconfortantes por dejarnos experimentar el poder del cuerpo y de la mente, por sentir cómo a pesar de estar al pleno rayo de sol el cuerpo sigue respondiendo y cómo la mente se sobrepone a este por llegar a la meta. 



Llegamos a las 12:30 a Puerto Gaitán. Cansados. Muy cansados. Pero en medio de todo nos rindió y llegamos felices.

Mañana se piensa que va a ser el recorrido más difícil de la expedición. Alrededor de 80km destapados hacia Maní. Pero como hoy, pueda que en el camino nos encontremos con buenas sorpresas! 


Etapa #1 Villavicencio - Puerto Lopez - Alto de Menegua - Hacienda la Payará

Por Natalia Gutiérrez

La Bici en la Cima 3.0 - Land Rover 2016

Después de organizar la logística y manejar el carro acompañante en las dos versiones anteriores de La Bici en la Cima, este año decidí montarme en la bicicleta y pedalear por primera vez una etapa. Y qué etapa.

Hoy entendí el esfuerzo físico y mental que requiere pedalear más de 100km, no importa que sean planos. Sólo puedo decir que siento una nueva admiración por estos héroes que pedalean por nuestro país.

Este viaje inició la noche del sábado 02 de Enero. Nos encontramos el equipo en Villavicencio para arrancar nuestra expedición muy temprano al otro día. Todos, los ciclistas, los del carro, nuestras familias y muchos de nuestros amigos, teníamos muchas expectativas sobre el viaje.

Minutos antes de dar nuestro primer pedalazo
Con el objetivo de pedalear con menos sol decidimos salir de Villavicencio a las 5:30am. Tuvimos la fortuna de contar con el apoyo de Bici Navegantes de Villavicencio, un valiente grupo de ciudadanos que promueven y defienden el uso  de la bicicleta en Villavicencio, quienes madrugaron y nos guiaron en la salida y nos acompañaron una parte del recorrido.

Pedaleamos los primeros 55km a muy buen ritmo hasta encontrar un sitio donde parar a desayunar. Luego continuamos hasta Puerto Lopez, para ese momento el cielo estaba despejado, el sol brillante encima nuestro y un viento muy fuerte hizo ese recorrido más duro y extenso.
La llegada a Puerto López fue calurosa... muy calurosa

Como nuestra meta era dormir en la Hacienda La Payará (km 25 via Puerto Gaitán)  resultaron ser 32 km eternos desde Puerto Lopez, pasamos por el Alto de Menegua, centro geográfico de nuestro país. Debo confesar que subir este alto me costó un poco mucho. Si, así hablo yo.
Llegamos al ombligo de Colombia,
Alto de Menegua

Luego de las fotos nos emprendimos en el último tramo de la etapa. Eran los últimos 20km de pavimentado y 12 de destapado. Esta fue la parte más dura de toda la etapa, el sol no nos dejó en ningún momento y el viento en contra tampoco.

Los 12km finales en destapada fueron una prueba de resistencia y verraquera para todos, el polvo, la distancia, el cansancio y el sol fueron un obstáculo.En ningún momento nos abandonó el paisaje tan espectacular del llano, la gente amable que nos daba ánimos en el camino y el apoyo de este equipo que será nuestra familia de aquí al 12 de Enero.

Desafortunadamente y con mucho dolor les contamos que nuestro conductor nos abandona hoy por una calamidad doméstica. Por esta razón estamos evaluando la posibilidad de turnarnos el acompañamiento en el carro y seré la elegida de manejarlo el resto del viaje. Afortunadamente, como muchos saben este año Land Rover nos apoyó y yo dichosa por manejar esa nave en la que me montaron, una espectacular Discovery Sport que hoy nos apoyó en todo el camino.



Estoy completamente agradecida por haber pedaleado el día de hoy, el plan es completamente diferente, lo que se ve y vive desde la bici es único. Agradezco infinitamente al equipo que me apoyó y no me permitió rendirme, desafortunadamente no terminé la etapa ya que mi cuerpo no me lo permitió.

Nunca había pedaleado más de 40 km en un solo día. Hoy pedalee 104 km de los 122 km que fueron de la etapa. Aunque me siento completamente extenuada pero satisfecha y feliz, definitivamente la vida es Mejor en Bici.

De nuevo agradezco de parte del grupo y nuestras familias el apoyo de Land Rover, de verdad hace la diferencia tener tan buena nave. Y también agradecemos a quienes han estado pendientes de nosotros. Seguiremos contando de nuestra aventura.