sábado, 9 de enero de 2016

Etapa 6 Monterrey- Santa María

Por Andrés Felipe Vergara B.
@AndresVergaraB
#BiciEnLaCima

Espectacular la etapa de hoy. La despedida del llano y el recibimiento de la cordillera de los Andes no podría ser mejor.

Esta mañana salimos madrugados de Monterrey, pequeño municipio en el departamento del Casanare. Aún de noche cogimos carretera hacia el sur, por 10 kilómetros nos movimos en terreno plano con uno que otro columpio. Había mucha expectativa porque sabíamos que desde hoy empezaríamos a subir; ya tenemos cansancio acumulado y las piernas no están tan fuertes como hace unas semanas. Va a estar duro pero sabroso. 

Un bonito amanecer muy al estilo de los eneros y el canto de los monos aulladores nos despidieron de los llanos orientales de Colombia. Gracias, fueron 6 días maravillosos por una zona del país que no conocíamos. 

Apenas tomamos el desvío, el clima, el paisaje y el terreno cambiaron. Disminuyó el sol y el calor infernal que nos agobió en la primera parte de la travesía; empezaron a aparecer frondosos bosques y con ellos el canto de diversas aves que no habían madrugado tanto como nosotros. Al principio la carretera en perfectas condiciones, más columpios y poco tráfico. Luego llegó el destapado, solamente fue de para arriba y pasaron más carros

Apareció un río, el Upía. Desde lejos se veía su imponencia. Nos contaron que nace en un lugar hermoso, la laguna de Tota. Quizás por eso el río viene premiado seguro para los indígenas era sagrado. Justo antes de cruzarlo desayunamos en El Secreto, el último desayuno en el Casanare, al otro lado nos esperaba uno de mis departamentos favoritos, Boyacá (en esta Bici en la Cima estaremos en cuatro departamentos: Meta, Casanare, Boyacá y Cundinamarca).

Me encanta Boyacá, y el departamento lo sabe. Qué bienvenida tan agradable, el hermoso cañón del Río Lengupá que a ratos se transformaba en valle, empezó a compartirnos unos paisajes maravillosos. La vegetación, los frondosos bosques nativos, las quebradas, el sonido del agua cayendo, las rocas, la geología. Nos tocó empezar a parar cada curva porque ameritaba capturar imágenes. 


Estábamos advertidos, nos habían dicho que la carretera tenía muy bonitos paisajes. Mi invitación vale la pena hacerla, ojalá en bici; no es tan dura la pedaleada, se suda mucho por la humedad, pero hay menos calor. Y en lo que a mí corresponde, prefiero subir que pedalear en plano. 

Cuando ya íbamos llegando se dio uno de los momentos más sabroso de la etapa y quizás del viaje. Ocurrió cuando apareció una caída de agua natural y una pequeña piscina. Eran más de las 10am, ya hacia calor, qué mejor disculpa, todos para el agua. Allí fuimos a dar en licra, camisa y choclos. Incluso Mutis se metió con el casco puesto. 

Cómo refresca el agua. Líquido precioso, ojalá fuera más preciado. Reforestemos el país, al menos alrededor de las fuentes hídricas. Estaríamos salvados. 

A nuestro destino llegamos casi al medio día. Los últimos 10km fueron destapados y en subida. En total fueron 70 km. Pasamos de estar a 450 msnm a los casi 1000 msnm. Vamos subiendo, nos vamos acercando, en dos dias pondremos la bici en la cima. 

La etapa de mañana tendrá 16 túneles y pasará por el embalse de Chivor, tan solo son 40km, pero de pura subida, estamos en la cordillera de los Andes. 




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