miércoles, 28 de marzo de 2018

Etapa 3: Gámbita (Santander) - Santa Rosa de Viterbo (Boyacá)

Por: Nicolás Casas Rey
#bicienlacima

Todas las etapas de la Bici en la Cima tienen algún ingrediente que las hace especiales e incluyen anécdotas para recordar, pero pocas montadas llegan a considerarse épicas; ésta es una de esas.

El día comenzó con algunos retrasos, por un lado unas cobijas pegadas y por otro demoras en el desayuno, cosa que nos inquietaba, pues la dificultad de la etapa ameritaba salir muy temprano. Finalmente iniciamos nuestro camino desde la cabaña en Gámbita rumbo a Santa Rosa de Viterbo, pasando por el pequeño corregimiento de Palermo, luego Paipa y Duitama.

El trazado constaba en total de 80 km (aproximadamente 50 destapados) con algo más de 2000 m de desnivel positivo. Un fuerte aguacero la noche anterior ablandó el terreno que afrontaríamos en las primeras horas de la mañana, sin embargo el olor del campo mojado y el agua escurriendo del musgo que cubría las paredes de roca a los costados de la carretera, también contribuyeron con la mística del asunto.


Unos 5 km después de salir de Gámbita, iniciamos un descenso hacia el sector del Manto de la Virgen, una majestuosa cascada que tiene caídas de agua de más de 100 metros. La vía que desciende hacia este valle, así como la carretera que bordea el río (del que no supimos el nombre), también estaban llenas de cascadas de agua cristalina que irrigan la frondosa vegetación que cubre todo el paisaje a lo largo y ancho del valle que recorrimos hasta un poco más adelante de Palermo. Debo decir que es uno de los panoramas más paradisíacos que hemos presenciado en estas travesías.



Hicimos una corta parada en Palermo porque sabíamos que venía la parte más dura, una larga, constante y pendiente subida de 20 km hasta el páramo ubicado a escasos 15 km de Paipa, a una altitud de 3440 msnm. La extensa subida, combinada con la rápida ganancia de altitud, hacían que cada pedalazo fuera más difícil que el anterior. Lo que ignorábamos por completo era que las condiciones soleadas que tuvimos hasta Palermo, se iban a convertir en una densa neblina, fuertes aguaceros y hasta graniso por encima de los 3000 msnm, a temperaturas siempre por debajo de 10°C. No estábamos preparados y, por supuesto, llegamos emparamados y congelados a Paipa para almorzar, aunque de no ser por el apoyo incondicional de Guti, pudo ser peor.


La lluvia nos alcanzó en el restaurante y nos hizo esperar un rato para ver si las condiciones mejoraban, sin embargo eso no ocurrió. Juan Pablo no se sentía bien, pues fue el que más padeció la lluvia en el páramo, por lo que decidió seguir en el carro, mientras que Andrés, Daniel y yo sacamos las últimas fuerzas que teníamos para terminar el recorrido propuesto inicialmente. Aunque lo que restaba era carretera pavimentada y la subida al final era suave, las fuertes lluvias no ayudaron.

Finalmente, armados de valor y visalizando siempre una ducha caliente, arrancamos hacia Duitama, las llantas nos salpicaban tanta agua como la que caía del cielo, pedaleando con todas las fuerzas por la ansiedad de llegar lo más pronto posible y para poder mantenernos calientes finalmente llegamos al hotel para un merecido descanso.


Mañana seguiremos disfrutando de los paisajes y las experiencias inolvidables que nos ofrece Boyacá.

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